El reto urgente: impulsar el uso de las vacunas
Un dilema ético se presenta para la inoculación de las dosis contra el coronavirus: obligar o no a la población a hacerlo
Tres expresidentes de EE.UU. afirmaron que se vacunarán por TV, para alentar la inoculación. Sin embargo, se presentan problemas éticos sobre su obligatoriedad.
Los expresidentes de Estados Unidos, Bill Clinton, George W. Bush y Barack Obama se comprometieron a aplicarse la vacuna que apruebe la Administración de Drogas y Alimentos (FDA). Lo harán por televisión para alentar a la población para que se inoculen sin temores. Mientras tanto, en el otro lado en el continente americano, el presidente brasileño Jair Bolsonaro dijo: “si las vacunas tienen algún efecto secundario, no me vengan a cobrar a mí”.
Los tres mandatarios de Estados Unidos se vacunarán según el grupo (prioritario o no) en el que los ubiquen las autoridades. De hecho, Bush se había ofrecido como voluntario para las pruebas experimentales, según la cadena CNN.
“Si Anthony Fauci (el principal epidemiólogo de la Casa Blanca) me dice que esta vacuna es segura (...) absolutamente voy a tomarla”, afirmó Obama en una entrevista con la radio por satélite Siriusxm.
El tema de la vacunación se ha convertido en otra de las puntas conflictivas tras las solicitudes que presentaron Pfizer-biontech y Moderna a la FDA y a la Agencia Europea de Medicamentos, que darán sus primeros informes el 10 y 29 de diciembre, respectivamente.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) llamó ayer a la población a confiar en las futuras vacunas y pidió a los gobiernos que tengan listos sus planes de vacunación.
“La promesa de una vacuna es magnífica pero no podrá alcanzar todo su potencial sin una sólida preparación y la aceptación de la comunidad”, señaló en rueda de prensa el director para Europa de la OMS, Hans Kluge.
La discusión ética actual es si se debe obligar a la población a vacunarse ante los evidentes temores por los efectos que puedan tener a mediano ylargo plazo. En Rusia, donde comenzará mañanasu campaña con el Sputnik V, será voluntario.
En el Journal of Medical Ethics, Julian Savulescu afirma que hay algunos puntos que se deben tomar en cuenta para que los Estados declaren la vacunación obligatoria.
Uno de ellos es si se trata de una amenaza grave para la salud pública. Si bien la palabra “grave” no deja de ser una medida de valor, no es menos cierto que los hospitales han colapsado. Pero hay que tomar en cuenta que Bélgica, uno de los países de mayor mortalidad por millón de habitantes en el mundo, es de 0,1%.
La seguridad y eficacia son otros aspectos por determinarse. Ninguna vacuna será 100% eficaz contra el covid en este momento de su desarrollo. Sin embargo, la tecnología que se utiliza ya ha funcionado para otras vacunas.
“Habrá riesgos y es probable que esos riesgos sean mayores que con las vacunas bien establecidas”, dice Savulescu. Y añade que habría efectos colaterales que pueden manifestarse después de un buen tiempo, aunque aclara que no se trata de apoyar a los movimientos antivacuna.
Un tercer aspecto es si las “políticas de vacunación obligatoria muestran una ratio de coste/beneficio superior a otras alternativas”, añade.
Con casi 65 millones de casos y más de un millón y medio de muertos a nivel global, decenas de líderes internacionales reclamaron ayer un acceso equitativo y global a las vacunas en una reunión virtual de las Naciones Unidos.