204 hombres fueron los primeros vecinos de la Villa de Quito
Sus nombres están grabados en la pared norte de la Catedral Primada (Centro Histórico), y merecen esa distinción porque fueron los primeros 204 vecinos que se asentaron en la Villa de San Francisco de Quito, un domingo 6 de diciembre de 1534.
En estos días que se cumplen 486 años de ese hito, viene bien recordar a esos hombres que comenzaron el acto de ocupación de la actual capital del Ecuador, después de algo más de tres meses del ceremonial de fundación a cargo de Diego de Almagro, en las inmediaciones de Riobamba.
La lista de los flamantes “chullas” quiteños se asentó en el primer libro de Cabildos de la Ciudad, en español antiguo; de allí que, para el cuarto centenario de la ocupación de la villa el historiador José Rumazo González hizo la transcripción paleográfica y luego, la tarde del 6 de diciembre de 1934, vino la ceremonia en la sede de la Arquidiócesis, recuerda Patricio Guerra, cronista de la Ciudad.
En esa expedición estuvieron Sebastián de Benalcázar y dos esclavos negros: Antón y Pedro Salinas. También Juan deampudiaydiego de Tapia, los primeros alcaldes; incluidos los regidores Pedro de Puelles, Pedro de Añasco, Rodrigo Núñez, Juan de Padilla, Alonso Hernández, Diego Martín de Utreras, Juan de Espinosa y Melchor de Valdés.
Algunas referencias históricas dan cuenta de cómo fue aquel arribo. Javier Gomezjurado, miembro de Número de la Academia Nacional de Historia, detalla: “… ingresaron por el actual sector de Turubamba, en donde seguramente descansaron; el 5 de diciembre volvieron al camino y al día siguiente entraron a la villa”.
Cree que lo hicieron por la actual Maldonado hasta bordear El Panecillo y luego tomar la Loja. Una vez allí, “se asentaron en lo que hoy es la plazuela de Benalcázar, el sector comprendido entre la Olmedo al norte, Mejía al sur, Benalcázar al oriente y la Cuenca al occidente”.
Un dato más que puntualiza Guerra: “esa plaza de asentamiento estaba tras una quebrada; escogieron ese punto quizá por un asunto defensivo, porque sabían que tenían miles de indígenas enemigos a su alrededor. Los primeros días debieron ser terribles”.
Luego llegó la traza de la ciudad; es decir, el reparto por donde serían las plazas, calles, casas… Y para ello, comenta el historiador, el 20 de diciembre de ese mismo año el Cabildo volvió a reunirse. Los sucesivos detalles se desconocen porque la página de la providencia se dejó en blanco.
Solo con el tiempo, a través de las compras y ventas de casas y los testamentos, salieron a luz aquellos datos del reparto, señala Gomezjurado. Y cita algunos ejemplos: el solar de Benalcázar estuvo en lo que más tarde sería la Casa del Toro.
En cambio, a Juan de Ampudia le asignaron el espacio donde hoy está el Palacio Arzobispal; Hernando Gamarra recibió su parte frente a El Cadisan; Juan de Padilla, donde hoy es el monasterio de las Conceptas.