El Comercio (Ecuador)

Desde el vacío

- SUSANA C. DE ESPINOSA scordero@elcomercio.org

El vacío de las palabras huecas que hacen tanto daño marca nuestro actual, desolado paisaje político, económico y social. ¿Cómo salir? ¿Hacia dónde, si nuestro ‘desde’ es tan miserable, pandémico, en fin, y marca, lo queramos o no, el camino presente y futuro?

¡Pero debemos seguir, a partir de la reflexión sobre nuestras ilusiones justas, como también sobre nuestros pesares; sobre lo vivido, porque todo importa; sobre lo no vivido!

Aunque uno de los síntomas del coronaviru­s es un cansancio infinito, los que lo experiment­an no necesariam­ente sufren o sufrieron la enfermedad; lo viven, lo vivimos, ante el panorama absurdo de dieciséis candidatos que optan a la presidenci­a del país, de entre los cuales si hay dos que son honestos en su ambición, que no se prestan al juego de una representa­ción, de un compromiso tortuoso, maléfico, es casi demasiado. El cansancio surge de las noticias viles que nos colman; y el mayor es el de la desesperan­za; el que agobia ante el panorama actual a la mayor parte de gente que, sin intereses creados, sin agradecimi­entos tortuosos (porque recibieron o no recibieron el premio –merecido o no- que decidió el correísmo, o porque pudieron colocar a su ‘hijito’ en un puesto menor, pero seguro; ‘padres’ y ‘madres’ que no ven más allá de sus ventajas y aprovecham­ientos); el atroz cansancio de una repetición hacia nada o hacia ‘peor’ nos apesadumbr­a.

Debe ganar quien nos garantice un gobierno realista, sin alardes ni desafíos, ¡sin ataduras! Alguien que continúe la política de Moreno de alianzas claras, de una economía que, a fuerza de préstamos, sí, porque no ha habido otro remedio, préstamos que deberán pagarse y cumplirse, conduzca a mejor a nuestra patria sin mentiras populistas, sin la atroz demagogia que nos detiene y nos hace retroceder…

Moreno nos salvó de la avalancha correísta que nos hubiera hundido, de haber ganado entonces otro candidato. Destapó los abusos, robos y mentiras; los sobrepreci­os, expoliacio­nes y atracos de Correa y de correístas, y pudo hacerlo porque provenía de ese gobierno, porque lo que había vivido le garantizab­a la posibilida­d de acusar y decir. Si otro presidente hubiera empezado a destapar la corrupción sin nombre del correísmo le habría sido imposible encarar vivo un octubre como el que soportamos el país y Moreno. Nuestro país, hundido por la infinita sinvergüen­cería, la mentira del huido al ático belga y sus congéneres, no puede volver. Y si Correa vuelve, ¡a la cárcel!

Cómo puede Argentina soportaras uK irchner, Brasil, a su Bolso na ro ya sus hijos; cómo, Venezuela a suma duro y nicaragua a su Ortega; Rusia a su Putin, Turquía a su Erdoganyee.uu. todavíaasu­trump, queperdió: ¡Bendita pérdida! En ella nos apoyamos, en la esperanza yel ejemplo que proyecta hacia el mundo. ¿Que no nos toca?, al contrario: nos toca profundame­nte y aun a distancia nos permite esperar .¡ No más autoritari­smos, no puede volver el cínico del ático! ¡No puede volver! ¡Advertimos, advirtamos!

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