Debate responsable
Todo influye en todo. Los eventos son resultado de múltiples causas. Detrás de algún acontecimiento están factores económicos, sociales, culturales, políticos, ambientales y más. Pero, según las circunstancias, determinados elementos inciden más que otros.
Diversas corrientes de pensamiento, por mucho tiempo coincidieron en ubicar al factor económico como el de mayor incidencia en la realidad. Así, por ejemplo, si los precios del petróleo bajan en el mercado mundial (factor económico), de manera rápida su impacto se ve en cadena en la economía, en la sociedad y en la política de los países: ajuste de presupuestos (economía), aumento de desempleo y pobreza (social) y desestabilización de los gobiernos (político). Es clarísima, la poderosa fuerza de lo económico en la realidad.
Pero la economía no es todo. Lamentablemente algunos políticos, académicos y gobernantes ven la realidad solo a través de este lente, produciéndose reduccionismos y distorsiones. Ese es el economicismo.
Lo económico incide, pero también es influido por los otros factores. Así, una pésima decisión política, como la tomada en octubre del 2019, impactó negativamente en la economía y en toda la realidad. Dictar una medida sin los respectivos consensos políticos llevó al país a un terremoto político y social que pudo terminar con la salida del gobierno y con la profundización de la crisis económica.
Un factor biológico, un virus, la pandemia, afecta negativamente a la economía de los hogares y de los países. La religión, un elemento de la cultura, según el sociólogo Max Weber, incidió notablemente para el desarrollo del capitalismo. En fin los ejemplos sobran.
Sin embargo, es innegable la potencia del elemento económico. Como él, hay otros factores que tienen similar contundencia: sin duda lo son la educación y la cultura.
Un país con población más capacitada, mejora la productividad, la ciencia, la tecnología y la economía. No hay desarrollo sin educación.
La educación es la mejor estrategia para romper el círculo de la pobreza. Así lo han demostrado millones de historias de vida. Una persona educada tarde o temprano mejora su trabajo y su remuneración y aporta más recursos a sus familias.
La salud pública no solo es tener un buen sistema de hospitales, es sobre todo salud preventiva, cuya base está en la educación de la gente, en cambios culturales en higiene, alimentación, deporte, arte.
Un pueblo ignorante es un pueblo sumiso y sometido al clientelismo, populismo, autoritarismo y corrupción. Una sociedad educada, desarrolla el pensamiento crítico, la democracia, la corresponsabilidad, la convivencia armónica y ética con otros seres humanos y con la naturaleza.
Estamos por decidir hacia dónde va el país. Un debate electoral responsable debe hablar de educación, y por supuesto, de sus relaciones con la economía, la cultura y la política.