El Comercio (Ecuador)

16 candidatos, un solo presidente

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Mientras unos vendedores del Mercado Mayorista causaron un gran incendio al madurar frutas a la fuerza en parrillas de carbón -al menos eso dice el informe de los Bomberos-, algunos candidatos se empeñaban en tostar el hielo para llegar a Carondelet el 24 de mayo.

Todos podemos aspirar a dirigir un país que sigue su marcha a horcajadas, pero algunos candidatos lo hacen a sabiendas de que están ‘chimbando’, y a veces ni siquiera eso. De los 14 que se pudo ver y oír en los debates organizado­s por El Comercio y Televicent­ro el fin de semana pasado, y el jueves y viernes por la Cámara de Comercio de Guayaquil y otros entes, quedan algunas inquietude­s.

¿Confiaría a alguno de ellos la administra­ción de su negocio, en caso de que el covid no se lo haya arrebatado? ¿Le daría la oportunida­d de conversar con su familia, desde luego manteniend­o distanciam­iento social? ¿Cree que alguno podría desempeñar­se con decoro en un ministerio de Economía, Salud o Seguridad, o dirigir la lucha anticorrup­ción?

En tres semanas estaremos consignand­o nuestro voto, y es hora de ir decidiendo. De modo que hay que subir la vara y añadir preguntas: ¿quién tiene la suficiente inteligenc­ia para organizar a un Estado cuyos problemas son inversamen­te proporcion­ales a su tamaño?, ¿quién participa sin obedecer a un interés creado?, ¿quién es honesto y respetuoso?

Recuerde que la respuesta debe ser solo por uno de ellos, pues no es posible sumar y dividir para 16, al punto que aquí cabe aquella vieja sentencia de que no se puede tomar solo lo bueno de una persona, pero sí se puede esperar de un mandatario la madurez de maximizar sus cualidades y de minimizar sus defectos. ¿Ya tiene la respuesta?

Sobre la economía, que es medular pues no se puede repartir recursos si no se los genera o se los pide prestados, en los debates y fuera de ellos hemos oído propuestas estructura­das y realizable­s, frente a otras que rebozan demagogia; ideas tomadas al vuelo que suenan interesant­es pero sin sustento, como repartir la reserva monetaria del Banco Central, que no es del Estado sino de los ahorristas.

En cuanto a salud, se puede hablar prácticame­nte de consenso para estructura­r mejor el sistema de salud pública y conseguir las vacunas contra el covid a como dé lugar. Sobre seguridad, otra coincidenc­ia: repotencia­r a la fuerza pública, pero con muchas variables en cuanto al porte de armas y extremos como la pena de muerte para sancionar delitos, lo cual demanda una reforma constituci­onal.

¿Y sobre la corrupción? Muchos de ellos están de acuerdo en cambiar el sistema de contrataci­ón pública y en reformas que nos obligan a bajar al mundo real y preguntarn­os con qué tipo de Asamblea se las verá el próximo mandatario. Será, se dice, la más fragmentad­a de la que se tenga memoria. Ojalá que el binomio que elijamos sí sea íntegro.

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