Los migrantes, pendientes de un giro en EE.UU.
Aproximadamente 6 000 hondureños que buscaban llegar a México, en caravana, fueron detenidos en Guatemala y deportados a su país de origen
Pese a la pandemia, las caravanas de migrantes centroamericanos siguen en su afán de llegar a Estados Unidos. El mismo día en que asumió el nuevo presidente, Joe Biden, Guatemala deportó a miles de hondureños. Según el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, Biden se comprometió en una charla telefónica a invertir USD 4 000 millones en Centroamérica.
La llegada de Joe Biden ha dado algo de esperanza a los migrantes que ya están instalados en Estados Unidos; a los que están varados en la frontera a la espera de una respuesta a sus solicitudes de asilo y a quienes están pensando en dejar sus tierras y partir al país del norte en búsqueda de lograr “el sueño americano”.
Tres decisiones tomó Biden apenas asumió el poder: suspender por 100 días las deportaciones; buscar la regularización de los indocumentados en el país, sobre todo de los ‘Soñadores’ -jóvenes que emigraron con sus padres siendo niños y que no tienen lazos con sus países de origen-; y la tercera es suspender definitivamente la construcción del muro en la frontera con México, una de las mayores obras de su predecesor Donald Trump.
El sacerdote brasileño Mauro Verzeletti, director para Guatemala y El Salvador de la Casa del Migrante, pidió el viernes un sistema humanitario “más justo”, para evitar la migración de centroamericanos a Estados Unidos, una vez termine la recién decretada suspensión de deportaciones.
Tras meses soportando penurias en México, los migrantes varados en la fronteriza ciudad de Matamoros, a la espera de recibir asilo en Estados Unidos, abrazan la esperanza de un cambio radical con Biden, mientras que miles de kilómetros al sur se desmanteló una fallida caravana migrante que partió desde Honduras.
En la actualidad es complicado proveer de comida a los migrantes de diversas nacionalidades que se aglomeran en Matamoros, tanto en el campamento como en los albergues, tras el colapso económico que ha originado la pandemia del coronavirus.
El tiempo apremia porque han pasado casi dos años desde que Trump impulsó los Protocolos de Protección a Migrantes (MPP, por su siglas en inglés), también conocido como ‘Remain in México’ (Permanecer en México).
Este programa obligó a cerca de 70 000 migrantes a quedarse en México, muchos durante meses, mientras esperan la resolución de su solicitud de
asilo por parte de una corte estadounidense.
En su primer día como presidente, Biden anunció la suspensión de este protocolo, aunque pidió a los migrantes que ya forman parte de él quedarse “donde están” y a la “espera de más información oficial”.
Enelcampamento, ahoracon unas 700 personas, pero que llegó a albergar a más de 2 000, resuenan noticias acerca de las medidas migratorias de Biden.
“Hay que tener paciencia, no hay que ceder, la fe y Dios lo van ayudar a uno. Sí, escasea la comida, pero nunca nos ha faltado” del todo, dijo a Efe la guatemalteca María Guadalupe.
Desde hace un año y nueve meses, ella habita en una casa de campaña a un lado del río Bravo junto con su esposo, que usa muletas. Ellos no tienen como alternativa cruzar ilegalmente a territorio estadounidense a través del río, y tampoco piensan regresar al país del que les costó tanto salir.
María, que ha visto el florecimiento y la decadencia del asentamiento en Matamoros, espera paciente mente que haya más noticias a favor de los que aguardan en México, encapsulados todavía bajo el programa estadounidense. Un protocolo que ha sido fallido, según han denunciado en multitud de ocasiones los activistas.
“Aquí todos están contentos, los cubanos oyen las noticias, brincan, hacen de todo. Primeramente con Dios, vamos a estar adentro, hay que tener paciencia”, señala la mujer.
Las caravanas se frenaron con la pandemia; algunas se organizaron pero no llegaron a destino. El mismo día en que asumía Biden (20 de enero), el Gobierno de guatemala deportó a cientos d eh ondureñ os que ingresaron ilegalmente al territorio la semana anterior.
El Instituto Guatemalteco de Migración informó a periodistas que en seis días han sido obligados a volver a su país un total de 3 661 hondureños, incluidos 510 menores.
Además, Guatemala prometió que se “mantendrán y se reforzarán los controles migratorios y de salud en todos los puestos fronterizos”, así manifestó su ministro de Relaciones Exteriores, Pedro Brolo. Fue una declaración conjunta con los embajadores de México y de Estados Unidos, Romeo Ruiz y William W. Popp, respectivamente.
Según el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, quien había conversado con Biden por teléfono el viernes, Estados Unidos se comprometió a destinar USD 4 000 millones para impulsar el desarrollo de Honduras, El Salvador y Guatemala y frenar de ese modola migración forzada.
“No creo cometer ninguna indiscreción”, dijo López Obrador al anunciar la cifra.
En un breve comunicado, la Casa Blanca dijo que ambos mandatarios acordaron atender las “causas de raíz” de los flujos migratorios que parten de Centroamérica y cruzan México para llegar a Estados Unidos, así como promover el “desarrollo del Triángulo Norte” de Centroamérica.
El 2019, el presidente mexicano se vio forzado a militarizar la frontera con Guatemala y frenar las caravanas de migrantes, luego de que Trump amenazara con imponer aranceles a todas las exportaciones de productos mexicanos.