adiós a Maeda, impulsor musical
El violinista era considerado uno de los más importantes músicos radicados en Ecuador. Deja un amplio legado.
El violinista japonés Tadashi Maeda murió la mañana de ayer en una casa de salud de Quito. Se desempeñó como director musical de la Fundación Teatro Nacional Sucre (FTNS) desde 2010 hasta su fallecimiento.
La familia del músico prefirió no hablar sobre la causa de la muerte, aunque aclara que no se trató de Covid-19.
Maeda nació el 7 de abril de 1972 en Osaka, Japón, pero vivió en Tokio porque ahí boxeaba su padre. Estudió violín desde los cinco años y nunca dejó de practicar varias horas al día.
Llegó a Ecuador por primera vez en 1998, luego de graduarse en Estados Unidos y dar clases en el Conservatorio Nacional de Suecia. La compositora ecuatoriana Chía Patiño, su amiga y compañera de la Universidad de Indiana, EE.UU., lo invitó para que diera clases en el país. Trabajó en la Fundación Sinfónica Juvenil, después en la Universidad de Cuenca y también realizó festivales en Guayaquil.
En el 2005 lanzó el álbum ‘Identidades’, por encargo del Fondo de Salvamento del Patrimonio Cultural.
El maestro se casó en Ecuador con la pianista japonesa Chinatsu Maeda. Poco después nació la primera hija de la pareja, Mina. La familia regresó a Japón en el 2006. Allí nació el segundo hijo de los músicos, Bungo. Tras cuatro años, la familia regresó a Ecuador y Maeda asumió su cargo como director musical de la FTNS.
“Su trabajo se ha visto reflejado en los proyectos y nuevas
propuestas de la Fundación y, sobre todo, en los elencos del Centro Cultural Mama Cuchara”, se lee en una reseña de la entidad cultural.
Maeda fue un destacado artista y conocedor de la música ecuatoriana. Hace unos 15 años empezó a tocar pasillos y otros géneros nacionales en su violín. Colaboró con diversos artistas de los más variados géneros, tanto académicos como del pop, el jazz y el rock.
En Quito conformó el Tadashi Maeda Sexteto, con el que presentó “conciertos con música inédita, como Baila la luna, Runa Shungu, Pithecanthropus y sus pulsos andinos”, de acuerdo con información del Teatro Nacional.
“Tadashi siempre fue un hombre especial, realmente nunca tenía un punto de vista común”, dice Fabiola Pazmiño, productora del Teatro Nacional Sucre y amiga del maestro. Pazmiño dice que una de las cosas más importantes para Maeda era fomentar el respeto al artista.
El violinista vivía para la música, pero también tenía otra pasión, la cocina. Amaba cocinar para su familia y también para sus amigos. También tenía un gran sentido del humor.