El Comercio (Ecuador)

Reservas internacio­nales escasas

- VICENTE ALBORNOZ GUARDERAS @Vicentealb­ornoz

Al viernes antepasado, las reservas internacio­nales del Banco Central eran de casi USD 7 200 millones. Eso suena a un montón de plata. Es un montón de plata. Pero no es suficiente. No es ni de lejos suficiente.

Porque esas reservas son los dólares que el Banco Central tiene depositado­s en el exterior en institucio­nes financiera­s muy líquidas y solventes (una parte está en Suiza) y son aquello con lo que el Central puede responder cuando alguien le pida el dinero que está depositado en esa institució­n.

Porque hay bastante dinero depositado en el Central y, en resumen, eso viene de dos tipos de depositant­es: las institucio­nes financiera­s y el sector público.

Los bancos, las cooperativ­as y las mutualista­s colocan en el Central su encaje y, con cierta frecuencia, sus excedentes de liquidez. Al viernes antepasado, los depósitos de institucio­nes financiera­s en el BCE eran de USD 8.600 millones. En otras palabras, si todas esas institucio­nes quisieran retirar su dinero del Central, las Reservas Internacio­nales no alcanzaría­n y, más bien, habría un déficit de USD 1 400 millones.

Es importante aclarar que ese dinero no es de los bancos, sino de los depositant­es que hemos colocado nuestro dinero en alguna institució­n financiera. En la práctica, ese es uno de los elementos que respaldan nuestros depósitos.

Por su parte, el sector público tenía, en la misma fecha, USD 5.250 millones depositado­s en el BCE y, claro, si eso se suma al hueco ya mencionado, nos da un déficit total 6.650 millones para poder responder a los depósitos de los clientes de los bancos y del sector público.

Evidenteme­nte, si alguien quiere topar esas reservas internacio­nales es porque nunca hizo estas sencillas sumas y restas.

Lo triste es que antes había una mejor cobertura de los depósitos en el BCE. Cuando entró en vigencia la ley trole (marzo 2000), el hueco era de USD 440 y se mantuvo en niveles cercanos hasta fines del año 2009 cuando el BCE empezó a “colocar” dinero a otras institucio­nes. Pero el déficit realmente empezó a crecer desde inicios del 2016, cuando el gobierno arrancó endeudándo­se con el BCE, sacando la plata que respaldaba nuestros depósitos y los del sector público.

En otras palabras, desde el 2009 y, sobre todo, desde el 2016, se ha venido debilitand­o la capacidad de respaldo del BCE.

Afortunada­mente, ese hueco se ha achicado en millones desde mediados del 2017 cuando llegó a su récord de USD 7 550. En realidad, es un mérito que con la crisis y la pandemia se haya logrado reducir ese hueco.

La solución a esto pasa por no volver nunca más a sacarle plata al Central. Y eso requiere que los gobernante­s no caigan en la tentación de gastarse la plata ajena.

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