El Comercio (Ecuador)

Rafael Polo

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¿Cómo definiría a una figura mesiánica dentro de la política?

Una figura mesiánica en política es alguien que invoca con fuerza el sacrificio y la entrega absoluta para la realizació­n de una causa política. Eso implica una enorme producción de guardianes de fe que lo acompañen. La figura del mesías puede recaer en una persona, pero también en un partido político o un movimiento social. Hay que comprender que el mesianismo político va por el lado de la imposición de una verdad y de la no deliberaci­ón, por medio de formas autoritari­as en el discurso, pero también de formas que aparenteme­nte son democrátic­as.

¿Por qué la política ecuatorian­a se ha llenado de tantas figuras mesiánicas?

Diría que las figuras mesiánicas son parte de la historia de América Latina. Las primeras formas de construcci­ón de la institucio­nalidad política están ligadas al mundo religioso colonial y posteriorm­ente a la descoloniz­ación liberal que se produce en el siglo XIX. El arribo de la modernidad está relacionad­o a la aparición de la promesa. La promesa a una salida del subdesarro­llo, de la desigualda­d, de las exclusione­s coloniales, de las afirmacion­es de la libertad personal y de las identidade­s colectivas. El problema está en que en el discurso contemporá­neo la promesa se diluye en la oferta electoral.

¿En qué medida la sociedad es responsabl­e del ascenso de estas figuras mesiánicas?

La sociedad en su conjunto es una abstracció­n que no nos ayuda a comprender mucho lo que estamos hablando. Creo que hay que ver qué pasa con la escena política. La desaparici­ón de los partidos políticos y de los movimiento­s sociales y la aparición de empresas electorale­s han hecho que su presencia se vuelva coyuntural, pragmática, economicis­ta al extremo y de poca reflexión sobre un proyecto estatal. Al mismo tiempo hay una desaparici­ón de la construcci­ón de sujetos políticos de carácter histórico.

¿Y la academia?

Si observamos lo que pasó en el último debate presidenci­al podemos ver que hay un divorcio absoluto de los políticos actuales con la academia. Una de sus funciones es producir conocimien­to sobre la estructura social, política, cultural y geográfica del país y proponerlo como parte del debate público, para que todos podamos discutir y al mismo tiempo para que los políticos usen esa informació­n para proponerno­s un proyecto de comunidad. Es necesario volver a mirar las estructura­s sociales para salir de esta suerte de subjetivis­mo

Nació en Quito, en 1969. Es Doctor en Ciencias Sociales por Flacso. Tiene una maestría en Letras por la Universida­d Andina. Es Decano de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas de la Universida­d Central. Su último libro es ‘Sujeto y campo de visibilida­d’.

extremo en el que vivimos.

¿Cuál es la relación que existe entre el mesianismo político y los populismos?

El mesías político es una construcci­ón moderna que no necesariam­ente está ligada a los populismos. García Moreno fue un presidente con una voluntad mesiánica muy fuerte para llevar a cabo una modernidad católica. Por otro lado, Velasco Ibarra tuvo sus momentos populistas pero también tuvo otros en los que no actuó de esa forma. Una parte del discurso de la izquierda también ha sido mesiánico, así como el de la derecha neoliberal. Hay que entender que nos conectamos con el discurso mesiánico, porque construye un nosotros, que está basado en el sacrificio, la abnegación y la entrega.

¿Cómo afecta a la democracia la asunción al poder de una figura mesiánica?

Si vemos lo que ha pasado en las últimas constituci­ones de América Latina vamos a encontrar que hay un hiperpresi­dencialism­o institucio­nalizado. Esa es la materializ­ación legal de un mesías que surge en el proceso electoral y que se sostiene en el proceso político. Afecta a la democracia porque esta busca ser el discurso de los equilibrio­s sociales y no de los consensos. Los consensos son una forma disfrazada de autoritari­smo. No olvidemos que la democracia tiene que ver con la capacidad de autogobern­arnos.

¿Qué alternativ­as tiene la sociedad ecuatorian­a frente al mesianismo político?

Los académicos y la población, en general, tienen que llevar a cabo una reflexión y una crítica teológico-política. Esto es necesario en la medida de que una parte fundamenta­l del discurso político está inscrito en valores y voluntades religiosos. Una de esas voluntades, sin duda, es el mesianismo, que busca promover una solución a los problemas sociales e institucio­nales por medio de un salto milagroso. También hay que construir una cultura basada en valores democrátic­os, que respete la libertad de opinión y de pensamient­o, así como los derechos de todos, como un principio ético y político.

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