¿La Copa se convirtió en la Champions?
Hoy se juega la gran final de la Copa Libertadores, cuyos organizadores se han empeñado en convertirla en otra Champions League. Por eso, todo luce enorme y majestuoso, casi como un palacio de las Mil y una noches. El cotejo entre Palmeiras y Santos será transmitido a 191 países, algo inédito. El esfuerzo tecnológico en la transmisión hará posible que el partido pueda verse en vuelos comerciales y cruceros. El campeón ganará USD 15 millones, una cifra récord.
Todo esto, unido a la transformación del formato, parece dar argumentos para considerar que, en efecto, el torneo más importante de América del Sur se ha europeizado. Ya somos una Champions latina.
No es así. Solo hemos copiado de Europa la cáscara,pero no hemos logrado cortar la enorme brecha que existe entre los clubes de nuestra región y los de Europa. Un indicador está en el Mundial de Clubes. Desde el 2006, cuando se estabilizó la Copa Mundial de Clubes de la FIFA, solo hubo dos campeones sudamericanos. El último fue Corinthians, en el 2012. Antes, en la Intercontinental, todo era más parejo. Hoy, lo normal es que el gran favorito sea el equipo de Europa.
La misma Libertadores también ha logrado crear una brecha entre Argentina y Brasil con el resto de clubes sudamericanos. No todo depende de formatos y marketing, sino de inversiones en juveniles y sensatez, ingredientes que escasean en nuestros países.