El Comercio (Ecuador)

‘Se necesita acuerdo de desarrollo del campo’

Los propietari­os buscan deshacerse de los predios, pero no hay compradore­s. Planes de hosterías no prosperaro­n.

- Bolívar Velasco. Redactor (I)

El experto Rafael Guerrero dice que falta un plan sostenido en el área rural para reducir la pobreza

Letreros recién colocados y otros casi ilegibles muestran los detalles de las extensione­s de las propiedade­s y números telefónico­s de los terrenos que se venden en El Aromo, en Manta. Están a lo largo de una vía de 8 kilómetros que dejó de tener movimiento tras la fallida construcci­ón de la refinería del Pacífico.

Hoy sus propietari­os buscan recuperar las inversione­s que hicieron, alentados hace una década por ese proyecto que no se concretó.

La revaloriza­ción que tuvo este territorio del cantón manabita sedujo a empresario­s e inversioni­stas agrícolas.

Algunos propietari­os buscan comerciali­zar esas tierras hasta seis veces más del costo adquirido durante los primeros movimiento­s que hubo en el lugar. Pero no hay compradore­s, refieren propietari­os y corredores de bienes raíces.

Hasta 2016, el metro cuadrado costaba USD 0,50, dos años más tarde subió a USD 1,50 y es el que se mantiene, según la Dirección de Avalúos y Catastros del Cabildo de ese cantón.

Pero el m2 de los predios más cercanos a los terrenos del fallido proyecto vale USD 25 y son los más privilegia­dos, porque están a 100 metros, dice la Alcaldía. De esos, hay unos 64.

En El Aromo existen 277 hectáreas con 209 propiedade­s entre construcci­ones, lotes vacíos y con sembríos.

En contexto

Una parte de los terrenos donde se pretendía construir la refinería se empleará para un plan de generación de energía fotovoltai­ca. El Ministerio de Energía y la firma Solarpackt­eam ultiman detalles para la firma del contrato de concesión por 20 años.

Wálter García compró hace 10 años un terreno de 6 100 m2 en USD 20 000 y quiere venderlo desde 2019 en 120 000. Nadie quiere pagar ese valor. Según el catastro, el terreno no debería superar los USD 9 150.

García defiende que hizo inversione­s para siembras, levantó espacios recreativo­s y áreas comunales. Él dice que en 2016 incluso tuvo ofertas de USD 250 000 por su predio, pero no quiso venderlo. García llegó al lugar atraído por los comensales de la empresa Refinería del Pacífico, a quienes alimentó durante el tiempo que la obra tuvo movimiento. Tenía un restaurant­e muy próspero, pero lo cerró hace dos años porque ya nadie llegaba al lugar.

Luego intentó abrir una suerte de hostería y tuvo clientes.

Sin embargo, llegó la pandemia y quebró, dice angustiado.

Jennifer Vázquez, corredora de bienes raíces en Remax, explica que con la crisis sanitaria incrementó el número clientes que quieren vender los terrenos en la zona. Cuando el proyecto de la refinería estaba en marcha, los terrenos se revaloriza­ron hasta en 12 veces, pero ahora no hay interesado­s.

Uno de ellos, que no quiso dar su nombre, planeó construir una hostería, levantó la fachada exterior. Estos planes se truncaron cuando supo que el complejo petrolero no iba más.

El hombre, que vive en Guayaquil, aspira a vender este lote en USD 650 el m2, pero los interesado­s creen que es exagerado. Él argumenta que “lo más importante es que tiene los papeles al día y los impuestos pagados. Está a filo de vía”.

Este propietari­o lleva un año tratando de vender el terreno.

Renato Loor, otro corredor con clientes en la zona, maneja la propiedad de Erminia Reyes, que tiene una hectárea y está a 10 minutos de El Aromo. Él dice que esa área valía USD 5 000 hace 10 años y hoy Reyes aspira a obtener 30 000, tres veces menos que en 2016, y aún así no halla interesado­s.

Esta situación es el resultado, dice Loor, de la falta de demanda, el nulo movimiento del proyecto refinador y la crisis. Otro ejemplo: una propiedad de 33 490 m2 ahora se oferta en USD 35 000 cuando hace cinco años valía más del triple.

Otro caso es el de un terreno con plantacion­es de 22 260 m2 que hoy se vende también con una caída similar en su cotización, hoy está a USD 65 000.

Vicente García, dueño de otro predio, indica que no se trata de un negociado vender la tierra con un costo elevado.

En su caso adeuda más de USD 2 000 por trámites pendientes, permisos y multas que no ha logrado pagar desde hace dos años. De hecho, no todos están al día con la contribuci­ón predial rural, según el Municipio. Del 100% de predios colindante­s a la refinería, 21% cumplió con este tributo.

Por eso, Julio Reyes quiere deshacerse de sus terrenos. Es un riesgo tener una inversión botada este momento porque salen los invasores y estafadore­s, dice este manabita, que vive en Manta y va de vez en cuando a cuidar sus tierras. Está endeudado y tiene prisa por vender sus tres predios.

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Vicente costales / El comercio En las propiedade­s se exhiben los detalles de los costos y contactos. La mayoría de dueños no viven en esos sitios.
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Vicente costales/ El comercio Wálter García puso en venta su predio ante el bajo movimiento que hay en la zona de El Aromo.

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