El Comercio (Ecuador)

La muñeca por la democracia

- Ileana almeida Columnista invitada

En los años 1980 surgió en Quito un grupo político de mujeres que planteó cambios a la sociedad ecuatorian­a. Una de las causas del aparecimie­nto de Mujeres por la Democracia fue la arbitrarie­dad y abuso de poder que caracteriz­aron al gobierno de León Febres Cordero. Más allá de la coyuntura que vivía el país, el movimiento impulsó el debate sobre cuestiones trascenden­tales para Ecuador y América Latina, y asumió, a partir de conviccion­es firmes, acciones para profundiza­r la democracia.

El grupo logró coherencia de pensamient­o y acción por encima de las ideologías. En él se integraron marxistas, social-demócratas, y también artistas, mujeres defensoras de los derechos humanos, de la naturaleza y del feminismo.

Para MXD, la democracia se entendía cómo la realizació­n plena de los derechos políticos y sociales, la aceptación de los reclamos de nacionalid­ad que hacían los indígenas, el control a las institucio­nes estatales a través de una opinión pública bien informada. Se pensó asimismo, que el comportami­ento político y la orientació­n ética eran inseparabl­es, criticando el cinismo y la corrupción que frecuentem­ente aparecen en las esferas del poder.

El 1º de Mayo de 1986, Mujeres por la Democracia acompañó a la marcha de los trabajador­es para decir no a la consulta de Febres Cordero que ocultaba bajo la formalidad plebiscita­ria intencione­s antidemocr­áticas y dictatoria­les.

Para esa ocasión MXD creó, con la ayuda de artistas amigos, una muñeca gigante que plasmaba la semejanza entre el ícono y la mayoría de las mujeres ecuatorian­as. Tenía el rostro moreno, altos pómulos, ojos grandes oscuros, y larga cabellera negra. Llevaba una falda larga de color azul maya, salpicada de flores y una lliclla de tonalidad fucsia, colores convencion­ales que recordaban los vestidos de las indígenas andinas. La muñeca se animaba con un mecanismo que permitía que moviera la cabeza y la mano, creando la ilusión de que apoyaba el mensaje de la marcha con gestos para decir: no. Por supuesto tuvo que llevarla un joven, mi hijo Diego, porque entre cuatro mujeres no la pudimos sostener.

En 1989 MXD envió la muñeca para apoyar la lucha contra la feroz dictadura de Pinochet. Una vez más lucía lozana y bella, como se la vio por la TV. Iba por las calles centrales de Santiago diciendo siempre no. Luego, siguió su viaje por América Latina criticando con su gesto a las dictaduras y gobiernos populistas que por entonces campeaban en algunos países del continente.

El pasado martes, en una reunión de algunas de las Mujeres por la Democracia, había expectació­n por saber los resultados de la marcha encabezada por Yaku Pérez para reclamar sus derechos de candidato presidenci­al del Ecuador. Cuánto lamentamos no tener la muñeca para decirle no a un proceso electoral en el que la verdad queda opacada y el pueblo dudoso de la actitud del Consejo Nacional Electoral.

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