El Comercio (Ecuador)

Biden y el retiro de las tropas en Afganistán, 20 años después

- gonzalo ruiz álvarez Subdirecto­r (O)

George Walker Bush hizo un anunció que sacudió a la opinión pública mundial. Cuando todavía no salía de su asombro, de su perplejida­d por el atentado terrorista a las Torres Gemelas en Nueva York y al Pentágono, en Washington, empezó a planificar un agresivo desembarco de soldados en Afganistán.

Joseph Biden acaba de hacer otro anuncio que causa sorpresa 20 años después: el retiro de las tropas estadounid­enses. Para salir, dijo diario El País, no hay otra manera de hacerlo que saliendo. La misma fuente cita las críticas de The Washington Post al anuncio. La presencia norteameri­cana habría costado al Tesoro de EE.UU. 1 000 millones de dólares en estos 20 años. Miles de soldados han entrado y salido de Afganistán y 2 400 de ellos murieron durante la ocupación.

Pero el objetivo militar apenas se cumplió. O se cumplió de modo parcial. Si bien es cierto que un ataque hace 10 años acabó con el terrorista Osama Bin Laden, acusado de perpetrado­r intelectua­l del brutal acto terrorista al corazón y símbolo de Estados Unidos, el poder e influencia del talibán sigue allí y la fragilidad del ejército afgano podría quedar expuesta al desentende­rse Estados Unidos del asunto y desvincula­rse militarmen­te en una fecha que tiene como tope el mismo 11 de septiembre.

La ocupación no acabó con la fuerza terrorista si bien desactivó algunos de sus cuarteles, destruyó armas y pertrechos y neutralizó a algunos de sus líderes. Pero el problema no se acaba.

Es más, en otros países cercanos de Oriente Próximo este grupo y otros, como el temible Estado Islámico, siguen operando aunque con un potencial disminuido pero no conjurado.

El talibán dio protección a Bin Laden pero el riesgo inmenso es que cobre fuerza y esparza sus horrores por la zona y hasta someta al débil ejército afgano, una vez que la presencia militar de Estados Unidos haya retirado al último soldado. Y, además, el talibán podría expandir acciones terrorista­s en otros países sin control efectivo. El problema de fondo es la vocación de Estados Unidos en afirmar su condición de potencia con presencia militar.

Tras el bombardeo japonés a Pearl Harbor, la incursión de lleno de EE.UU. en la Segunda Guerra Mundial determinó el destino de la misma y los aliados lograron la derrota del nazismo y el Eje.

Vino Indochina, tras el retiro de Francia; Vietnam, fue otra zona pantanosa que costó a Estados Unidos miles de millones, vidas y traumas. La crisis de los misiles en Cuba tensó la cuerda entre Estados Unidos y la Unión Soviética.

La Guerra de Corea, las invasiones a Grenada y Panamá y tantas otras incursione­s, allá donde le llamaban o a veces donde no le llamaba nadie, con tal de reafirmar su poder con ambición hegemónica cuando la Guerra Fría trazaba su propia disposició­n del mapamundi. En los últimos años se han escuchado cantos de sirena para buscar una invasión a Venezuela que no ha llegado. Hoy el tablero es multidimen­sional. Unos escaques tiene China, Rusia gana posiciones. EE.UU. quiere jugar sus fichas.

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