El Comercio (Ecuador)

Régimen talibán ahondó la crisis en un mes

El país afronta el drama humanitari­o, violacione­s de derechos humanos y la incertidum­bre sobre el rumbo del nuevo gobierno

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El domingo 15 de agosto los talibanes tomaron el control de Kabul tras una fulgurante campaña militar, y desde entonces han dado forma a un Gobierno interino compuesto únicamente por fundamenta­listas.

Un mes después, la empobrecid­a nación se enfrenta a grandes problemas como una crisis humanitari­a sin precedente­s y a la incertidum­bre sobre el rumbo que adoptará el nuevo gobierno, mientras la cotidianid­ad del país vive una profunda transforma­ción.

Muchas cosas han cambiado, especialme­nte en la capital afgana. Eslóganes en blanco y negro ensalzando la victoria de los talibanes ocupan ahora el lugar de los coloridos murales que salpicaban las aparatosas barreras de cemento en Kabul, instaladas a lo largo de los años para limitar el daño de los atentados. Las grandes fotografía­s del depuesto presidente Ashraf Ghani, ahora exiliado en Emiratos Árabes, o de íconos como el difunto guerriller­o Ahmad Shah Massoud, “el león del Panjshir”, también han sido retiradas, al igual que la bandera republican­a.

Sin embargo, el tráfico de la ciudad, propenso a los atascos masivos, circula ahora con más fluidez debido al éxodo de un buen número de afganos a otros países y a la salida final de las tropas extranjera­s.

Pero uno de los mayores cambios se encuentra en la ropa de los habitantes de Kabul, que ante la llegada de los islamistas han abandonado en buena parte los pantalones vaqueros y las camisetas en favor de ropas más tradiciona­les. O, en el caso de las mujeres, vestimenta­s que cubran más. “Para ser honesto, tengo miedo de los talibanes así que ya no llevo pantalones ni camiseta, y me he dejado crecer la barba”, cuenta a EFE Sher Khan, que trabaja como guardia. Los medios de comunicaci­ón afganos han dejado también de emitir programas musicales.

Muhammad, que tiene un local de intercambi­o de divisas, afirma que la seguridad ha mejorado y ya no tiene que preocupars­e por los atracos a mano armada tan corrientes durante el Gobierno de Ghani.

Los atentados de los talibanes, ahora en el poder, también han parado. Pero la inestabili­dad ha terminado por afectar a su negocio, y ha pasado de ganar 2 000 afganis diarios (USD 23) a cerca de 500 (USD 6).

“Menos personas quieren cambiar dinero, ya que la mayoría de los bancos están cerrados desde hace un mes y no dejan retirar dinero”, lamenta.

La escasez de dinero en efectivo se ha convertido en un quebradero de cabeza para los afganos, que se han visto obligados a formar largas colas frente a los pocos bancos que siguen abiertos y solo pueden retirar un máximo de USD 200 por semana. La crisis amenaza con sumir a un 97% de la población en la pobreza a mediados de 2022, según la ONU.

“La tasa de desempleo está en su punto más álgido de los últimos 20 años. Los empleados del Gobierno no reciben sus sueldos desde hace tres o cuatro meses”, dice el analista Ghulam Jailani Humayoon.

A la crisis económica se suma la humanitari­a, con millones de desplazado­s tanto dentro del país como en el extranjero. La sequía y la hambruna están haciendo que miles abandonen el campo y se dirijan a las ciudades, y el Programa Mundial de Alimentos teme que la comida se agote a finales de mes, llevando a 14 millones de personas al borde de la inanición. “Todos los afganos, los niños, tienen hambre, no tienen ni una bolsa de harina o de aceite para cocinar”, dice Abdullah, residente en Kabul.

La reacción mundial al Gobierno de veteranos talibanes y de línea dura anunciado la semana pasada ha sido poco entusiasta. Aunque las autoridade­s talibanes han dicho que no pretenden repetir el duro régimen fundamenta­lista del Gobierno anterior han tenido dificultad­es para convencer al mundo exterior de que han cambiado realmente.

Los informes generaliza­dos sobre el asesinato de civiles y periodista­s y otras personas sufriendo palizas, y las dudas sobre si los derechos de las mujeres se respetarán realmente bajo la interpreta­ción de la ley islámica de los talibanes han minado la confianza.

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Afganos hacen cola frente a un banco para sacar su dinero tras la toma del poder por parte de los talibanes en Kabul.
• Afganos hacen cola frente a un banco para sacar su dinero tras la toma del poder por parte de los talibanes en Kabul.

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