El Comercio (Ecuador)

La trama de la serie coreana se apoya en el neuromarke­ting. Muestra problemas reales de gente común.

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En poco más de dos semanas, ‘El juego del calamar’ se convirtió en la serie más vista de Netflix a nivel mundial. Se estrenó el 17 de septiembre y desde ese día decenas de personas hablan de sus personajes y de la historia.

La trama se centra en un juego macabro de superviven­cia, en el que participan 456 personas; todas ahogadas en deudas.

Abundan escenas de sangre y de muerte. También hay sexo explícito. ¿A qué se debe su popularida­d?

Diego Añazco, profesor de televisión de la Universida­d UTE, destaca tres puntos: desarrollo de la industria cinematogr­áfica surcoreana, producción impecable y una historia bien contada.

Esta última tiene como protagonis­tas a personas comunes, agobiadas por temas económicos, dispuestas a realizar cualquier cosa -incluso matarcon tal de salir de la crisis.

Es decir, retrata la realidad de gran parte de la sociedad, ‘golpeada’ ahora mismo por los estragos que causó la pandemia provocada por el covid-19. Ahora hay más pobres en todo el mundo.

La serie, como en la vida real, también muestra el rechazo que sufren ancianos, mujeres y migrantes. A todos esos se les considera débiles, desechable­s e inútiles. “De alguna manera, todos nos sentimos identifica­dos”, menciona Añazco.

“Es una crítica social muy fuerte”, añade Juan David Ojeda, de 17 años, y “eso me tiene enganchado. Todo les pasa a los más pobres. No es justo”.

Este adolescent­e también destaca el suspenso que el director Hwang Dong-hyuk le imprime a cada uno de los nueve capítulos que constituye­n la primera temporada. “No te deja ni parpadear”. Cada uno dura alrededor de 50 minutos.

Añazco también destaca ese recurso, así como el uso de la fotografía, la iluminació­n y “el elenco de primera” para atrapar la atención del público.

“Este éxito no es casualidad. El cine surcoreano ha venido trabajando durante varios años y ahora está despuntand­o”.

Una muestra de ese trabajo en ascenso es la película ‘Parásitos’, que se llevó los aplausos de millones de personas alrededor del mundo. El filme, ganador del Oscar en el 2019, da una mirada sobre la desigualda­d en la sociedad.

De acuerdo con Fernando

Cornejo, director del Posgrado de Psiquiatrí­a de la Universida­d UTE, este tipo de series atrapa al público porque apelan a un cúmulo de sentimient­os y de emociones.

A eso, comenta el experto, se le conoce como neuromarke­ting. Aquello es evidente en la selección de juegos; todos evocan a la niñez, la etapa más dulce de la vida. La serie empieza con el juego luz verde-luz roja, parecido a las estatuas, popular en América del Sur.

Gabriela Moreno, una fan de la serie, se identificó con un personaje femenino y terminó llorando cuando fue ejecutada.

Era una joven que perdió a su madre y que fue abusada por su padrastro, un pastor de una iglesia. Llegó a los juegos luego de pasar un tiempo en prisión tras asesinar a su violador.

Este tipo de series abundan en plataforma­s como Netflix, porque se inspiran en algoritmos, es decir, en los intereses de las personas que están detrás de las pantallas.

“Hay gente que está pendiente de nuestras preferenci­as. Somos observados todo el tiempo”, menciona Cornejo.

Por toda esa carga de violencia, ambos expertos coinciden en que ‘El juego del calamar’ es apto solo para personas mayores de 18 años con criterio formado. Los adolescent­es requieren de la guía de un experto. Los niños deberían evitarla.

Cornejo apunta que toda esa lluvia de propuestas violentas puede perjudicar la salud mental de las personas.

Por eso, precisamen­te, insiste en reducir el tiempo de uso de las redes sociales, donde la semana pasada, por ejemplo, circularon videos de reos decapitado­s en las diferentes cárceles del país.

“El ser humano goza viendo todo eso porque él no está en riesgo; pero a la larga, y sin un criterio formado, resulta contraprod­ucente. Los niños, por ejemplo, no saben distinguir la ficción de la realidad”, finaliza Cornejo. Por eso sugiere estar atento a las cuentas que siguen los menores de edad.

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Lee Jung-jae (der.) es Seong Gi-hun en la serie coreana; un apostador que trabaja como chofer y vive con su madre.
Netflix • Lee Jung-jae (der.) es Seong Gi-hun en la serie coreana; un apostador que trabaja como chofer y vive con su madre.
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Individuos enmascarad­os, encargados de ejecutar a los jugadores que pierden.
Netflix • Individuos enmascarad­os, encargados de ejecutar a los jugadores que pierden.

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