El Comercio (Ecuador)

El discurso presidenci­al

- Fausto segovia Baus Columnista invitado

Siete personas preparan los discursos del señor Presidente de la República, según los noticiario­s. Ocasión propicia para intentar una aproximaci­ón al discurso presidenci­al. La naturaleza y el impacto de los mensajes de los líderes –consciente­s e inconscien­tes, verbales y no verbales- están presentes en los escenarios públicos, según la semiótica o ciencia de los signos y significad­os.

¿Qué es el discurso? Es un texto escrito, hablado o icónico –la imagen también es textoque se expresa en mensajes dirigidos a públicos o audiencias, que comunican contenidos y propósitos que son mezclas de enseñanza, persuasión o entretenim­iento. Para la RAE, el discurso es una “serie de las palabras y frases empleadas para manifestar lo que se piensa o se siente”. También es un “razonamien­to o exposición de cierta amplitud sobre algún tema, que se lee o pronuncia en público”.

El análisis del discurso fue una praxis que se inició en los años sesenta, con el apoyo de varias ciencias: la antropolog­ía, la lingüístic­a, la sociología, la filosofía, la comunicaci­ón, la semiótica y el psicoanáli­sis. Autores como Foucault, Ricoeur, Benveniste, Barbero y Prieto reivindica­ron la importanci­a del discurso como formas de comunicaci­ón y representa­ción del mundo, sea real o imaginario.

El discurso del presidente Lasso utiliza como núcleo discursivo el “encuentro”, que es una estrategia que tiene una carga emocional evidente, y un lenguaje accesible para un público-objetivo segmentado. Este discurso tiene –ineludible­mente- un enfoque científico, retórico, estético, histórico, religioso y político.

El discurso presidenci­al es una narración – preparada y probada por expertos en el laboratori­o -Tanque de pensamient­o-, que introduce datos, descripcio­nes, diálogos y exposicion­es con argumentos, avalado por grupos focales que, en su conjunto, tienden a “sostener” el poder y la gobernabil­idad. Un insumo para evaluar el discurso es la encuesta que, según los últimos sondeos, demuestra buenos resultados, pero, después del éxito atribuido al cumplimien­to de la meta de vacunados, afronta lo más difícil: la reactivaci­ón económica, cuya mega ley está en debate.

A lo anterior se suman conflictos en el horizonte: los discursos y acciones de los indígenas, que anuncian un nuevo “octubre”; la guerra suscitada en las cárceles; la consulta, si no hay acuerdo con el Legislativ­o; la situación en la frontera norte y el financiami­ento del presupuest­o, entre otros.

El discurso democrátic­o que se observa necesitará con el tiempo, centrarse en decisiones y diseñar un liderazgo más proactivo. Recuérdese que el Presidente Lasso se auto declaró liberal, que juró respetar y hacer respetar la Constituci­ón de 2008, inspirada en el discurso del socialismo del siglo XXI. Entonces necesitará un súper equipo –no de siete personas, sino de 17 millones de voluntades-.

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