Para el nuevo alcalde Quito
Inmunidad colectiva y dosis de refuerzo
Vayan nuestras felicitaciones al Presidente de la República y especialmente a la Ministra de Salud, por el cumplimiento de su programa de vacunación 9/100; es decir la aplicación de la vacuna contra el covid-19 a 9 millones de ciudadanos en los primeros cien días de su gobierno. El éxito de este programa conseguirá a mediano o largo plazo la inmunidad de estos 9 millones contra el SARS-COV-2.
Nos permitimos sugerir que el mismo ritmo de vacunación debe proseguir en los próximos 100 días para lograr la inmunidad de los 17 y medio millones de ecuatorianos y los más de 500 000 inmigrantes; procediendo así, se restringirían los contagios y se evitaría el fallecimiento de más personas. Se cubriría entonces del 85 al 90 por ciento de la población que es la cifra aconsejada por la OMS y por los científicos expertos en esta terrible pandemia, para obtener la inmunidad colectiva o de rebaño.
Todos conocemos que se han producido numerosas variantes del virus y que ya se encuentran presentes en nuestro país, particularmente las cepas Delta y Mu, sin descartar otras como las Beta, Gamma, iota, Alfa, Lambda, etc. Algunas de ellas son altamente contagiosas, otras evaden la inmunidad o la efectividad de las vacunas.
Sabemos también que las vacunas son actualmente el mejor medio que disponemos para evitar los contagios, la hospitalización y la posible muerte; además, activan nuestro sistema inmunitario, producen anticuerpos (T y R) que combaten al virus y generan células específicas de inmunidad (glóbulos blancos T y B) que desarrollan la memoria del sistema inmune contra la enfermedad.
Como la vacunación empezó en el Ecuador en el mes de marzo de este año y han transcurrido alrededor de 180 días, creemos que se hace necesario que emprendamos, como ya se ejecuta en otras naciones, en la inoculación de una dosis de refuerzo o tercera dosis, comenzando por nuestros adultos mayores y por las perdonas con graves patologías, que son los más vulnerables.
Finalmente, consideramos que a más de
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de traumas y complejos
La niñez es una etapa mental que se puede considerar como una esponja unidireccional: todo lo absorbe, pero no lo expulsa, lo mantiene y en muchos casos, cuando se trata de asuntos molestos o desagradables, los oculta y los macera.
Cuando se presentan circunstancias propicias, afloran esos traumas y complejos, disfrazados de actitudes que aparentan normalidad, pero siempre serán la manifestación de una venganza o rechazo a la causa de su mal.
Tenemos, por ejemplo, que cuando alguien afectado por estos males asume posiciones de poder, busca demostrar ante todo el mundo que él tiene el mando, que el domina, que merece reverencias. Lo vivimos durante diez años.
A niveles menores lo vemos en comportamientos que tratan de mostrar superioridad ante quienes consideran inferiores, como empleados, sean domésticos o empresariales: órdenes irracionales, reclamos para tener actitudes sumisas, situaciones donde se puede mostrar las diferencias, etc.
El problema es cómo nuestra sociedad permite que nazcan y se desarrollen los complejos y cómo causan los traumas.
Los complejos vienen más por actitudes o situaciones familiares: posición económica, raza, servidumbre. Esto se contrarresta con educación, con cultura, factores que ayudan a comprender mejor el mundo y las relaciones entre seres humanos. Cuando no se dá una buena educación, cuando no se tiene acceso a la cultura, esos complejos germinan en actitudes de resentimiento y afloran en actitudes y egos desproporcionados.
Los traumas son algo más duro de tratar, se producen por maltrato, por situaciones de ruptura familiar, o, lo que es peor, por violaciones. Los más graves son cuando se producen dentro de las familias. No se deja de lado las violaciones que se producen en centros educativos, que son asimilados como dentro de la familia por el entorno. Hubo en Ecuador, un tristemente célebre ministro de educación que ocultó actos de violación con el argumento peregrino de “no afectar al proyecto”. Indigno absolutamente de ocupar ese o cualquier otro ministerio. Pero más índigo es quien lo nombró sin evaluar. José M. Jalil Haas
Lo que jamás ha sucedido en la historia de la ciudad de Quito, desde su fundación el 6 de diciembre de 1534, tenemos un ex alcalde cesado en sus funciones por el Cabildo, por irregularidades cometidas en el ejercicio de su cargo, cayendo en las causales de destitución contemplada en los artículos 333 y siguientes del Cootad, particularmente por la causal contenida en el literal d) de dicha norma, por despilfarro, uso indebido y mal manejo de los fondos del gobierno del Distrito Metropolitano de Quito.
Se va, como se dice en el argot popular, sin pena ni gloria, creo que con vergüenza si es que la tiene, aunque estamos seguros que, como Rafael Correa, dirá que es inocente y que es un perseguido político y también que va a volver a recuperar lo perdido, como se creen que son dueños del país al que se fueron saqueándolo.
Recuerdo que este ex alcalde contrató los servicios de asesoría de un prominente arquitecto de la ciudad, a fin de que le asesore, como lo hizo en su época al señor Rodrigo Paz Delgado, y para que elabore el proyecto de Estatuto de Autonomía del Distrito Metropolitano de Quito, para cumplir con la disposición contenida en el art. 247 de la Constitución, pero que, lamentablemente, al darse cuenta en el embrollo que se metía, tuvo que renunciar antes de los seis meses de iniciadas su labores; y Quito se quedó sin su Estatuto de Autonomía del Distrito.
Creo que es importante que el nuevo alcalde, doctor Santiago Guarderas, hiciera conocer a la ciudadanía quiteña qué paso con aquel contrato y dicho profesional, a fin de que los sucesos luego no queden en el olvido, y posteriormente se trate de confundir a la ciudadanía, pretendiendo hacernos olvidar los hechos de vergüenza por los que atravesó el país en los años pasados, en los que la alta cirugía contra la corrupción fue un fiasco, porque en vez de reducirse, creció, años que se caracterizaron por la corrupción y la sinvergüencería de los gobernantes de alianza país, alias, revolución ciudadana. Gustavo Chiriboga Castro
mal ejemplo
Veo con pena como extranjeros jóvenes y sanos se acuestan en la calle o se paran en los semáforos a pedir limosna.
Miro con admiración en la TV a personas discapacitadas que lavan carros y me pregunto: ¿no les hicieron un mal acostumbrándoles a los turistas del socialismo que el gobierno tiene que darles todo, y cuando les tocó trabajar mejor vinieron para acá?
Qué pena oír en la radio que nos están haciendo un favor llenando las vacantes que nadie quiere. Dicen que solo quieren un trabajo, y apenas contratan, ya tratan mal a los clientes cuando no les ve el jefe. Se ponen de mecánicos, peluqueros, profesores, etc., sin tener idea de la profesión. En el periódico dicen que una ONG extranjera les da todos los meses una tarjeta para los víveres, lo que no es malo porque la gente con hambre es peligrosa. Pero esto no justifica verles en los noticieros asaltando locales cargados las mochilas de empresas de delivery. Favor regularicenlas, para que paguen impuestos. Vicente Cabezas
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