El Comercio (Ecuador)

Los estados de excepción: entre el riesgo y la necesidad

Ante la intransige­ncia de la Conaie y el anuncio de su llegada a Quito, el Presidente decretó las restriccio­nes y medidas que no van al fondo del problema.

- VICENTE ALBORNOZ GUARDERAS Columnista

Declarar un estado de excepción es una medida extrema que toman los mandatario­s. Implica una restricció­n importante de las libertades individual­es, algo que es fundamenta­l que se respete. Se lo decreta en momentos en que un país corre serios riesgos por levantamie­ntos sociales, como es el caso actual por el paro nacional liderado por la Conaie; en otras ocasiones, porque hay una amenaza externa, como podrían calificar los que se implementa­ron durante la pandemia: un virus (externo) afectaba a una población.

Cuando se trata de movilizaci­ones, un estado de excepción puede ser contraprod­ucente: es otra chispa para avivar el fuego de la inconformi­dad. Si los liberales consideran que es una restricció­n a sus individual­idades, la izquierda, en cambio, lo entiende como una represión institucio­nalizada contra las colectivid­ades que quieren expresar su inconformi­dad.

También hay que reconocer que la Conaie se ha mostrado intransige­nte y quiere el cumplimien­to cabal de 10 puntos que, en muchos casos, son un programa de gobierno. De no hacerlo caso, la movilizaci­ón se radicaliza­rá y ratificó la llegada de las bases a Quito. Habrá que ver si tiene la misma acogida por los barrios y algunos sectores de la clase media quiteña, como en octubre del 2019, cuando la ciudad fue sometida a una violencia nunca vista.

Tampoco se puede desconocer que han habido actos vandálicos en varios puntos de la ciudad y del país, saqueos e intentos de saqueos, presión a comerciant­es para que cierren sus puertas, ataques a pozos petroleros, a empresas agrícolas. El desabastec­imiento de la población e impedir el paso de ambulancia­s que llevan enfermos son actos que no se condicen con lo humanitari­o.

A la par que anunciaba el estado de excepción, el Presidente presentó medidas para aliviar la difícil situación de varias familias. Parecen, sin embargo, alternativ­as hechas sobre la marcha. Son paliativos que no mejoran estructura­lmente la vida de los ecuatorian­os que pasan por momentos complejos. El escenario es aún incierto. Abrigamos la esperanza de una solución pronta y poder decir sin desaliento: “feliz día del padre”.

“Quizá estas exigencias no deben ser tomadas tan en serio (...) Hasta para ser populista hay que tener un poco de conciencia de la realidad”.

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