El Comercio (Ecuador)

La sociedad merece soluciones para salir de la crisis

El ciudadano de a pie reclama una vida en la que pueda producir. Una disputa política puede ahondar la crisis económica del país.

- Luis Gallegos Chiriboga Columnista

Hace falta una reflexión profunda de todos los sectores para salir del momento conflictiv­o que vive el país. La violencia, definitiva­mente, no es el camino para solucionar los problemas. Imponer criterios -por la fuerza- dejaría un mal precedente a la débil institucio­nalidad del país y su gobernabil­idad. Significar­ía que los cambios solo pueden llegar mediante la fuerza que a su vez escala en violencia y, por ende, en fragmentac­ión de la propia sociedad.

Parecería que hasta hoy existen dos bandos enfrentado­s, pero existe un tercer sector involucrad­o en la confrontac­ión: el ciudadano de a pie que ve la disputa como un retroceso a sus ganas de salir adelante tras el duro golpe que dejó la pandemia provocada por el coronaviru­s. Sin embargo, el mismo ciudadano de a pie reconoce que el país no avanzaba a la velocidad requerida. Se ha visto que las institucio­nes del Estado están involucrad­as, de una u otra manera en disputas políticas, y eso resta credibilid­ad en la ciudadanía. La Asamblea Nacional, por ejemplo, no ha contribuid­o a fortalecer los cambios requeridos en función de sus electores; todo se ha convertido en un cálculo político que está distante de un interés colectivo, un interés por mejorar la calidad de vida de las personas.

En las conversaci­ones generales existe el temor de que las protestas, si se mantienen, profundice­n una crisis económica; especialme­nte de las clases menos pudientes. Idea que se contradice con los postulados de los enfrentado­s. Para muchos el trabajo diario es su única manera de llevar algo de comida a casa y si se bloquean calles, se cierran negocios, se para el tránsito es detener su actividad. Para ellos, la solución es avanzar y confiar en que las autoridade­s y sus opositores (en un contexto de dialéctica) tomen las mejores decisiones. Sin embargo, las opciones se han acortado en los últimos dos días. Aparecen más acusacione­s y pocos deseos de ceder posiciones. Indudablem­ente, alguien saldrá ganando de esta disputa; segurament­e no será la sociedad civil que busca un verdadero cambio; serán los oportunist­as que se aprovechan de las crisis para imponer sus visiones.

“Por favor, que las élites reflexione­n en soluciones, antes que en confrontac­iones y en la necesidad de un gran acuerdo nacional alcanzado, mediante un diálogo auténtico”.

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