La sociedad merece soluciones para salir de la crisis
El ciudadano de a pie reclama una vida en la que pueda producir. Una disputa política puede ahondar la crisis económica del país.
Hace falta una reflexión profunda de todos los sectores para salir del momento conflictivo que vive el país. La violencia, definitivamente, no es el camino para solucionar los problemas. Imponer criterios -por la fuerza- dejaría un mal precedente a la débil institucionalidad del país y su gobernabilidad. Significaría que los cambios solo pueden llegar mediante la fuerza que a su vez escala en violencia y, por ende, en fragmentación de la propia sociedad.
Parecería que hasta hoy existen dos bandos enfrentados, pero existe un tercer sector involucrado en la confrontación: el ciudadano de a pie que ve la disputa como un retroceso a sus ganas de salir adelante tras el duro golpe que dejó la pandemia provocada por el coronavirus. Sin embargo, el mismo ciudadano de a pie reconoce que el país no avanzaba a la velocidad requerida. Se ha visto que las instituciones del Estado están involucradas, de una u otra manera en disputas políticas, y eso resta credibilidad en la ciudadanía. La Asamblea Nacional, por ejemplo, no ha contribuido a fortalecer los cambios requeridos en función de sus electores; todo se ha convertido en un cálculo político que está distante de un interés colectivo, un interés por mejorar la calidad de vida de las personas.
En las conversaciones generales existe el temor de que las protestas, si se mantienen, profundicen una crisis económica; especialmente de las clases menos pudientes. Idea que se contradice con los postulados de los enfrentados. Para muchos el trabajo diario es su única manera de llevar algo de comida a casa y si se bloquean calles, se cierran negocios, se para el tránsito es detener su actividad. Para ellos, la solución es avanzar y confiar en que las autoridades y sus opositores (en un contexto de dialéctica) tomen las mejores decisiones. Sin embargo, las opciones se han acortado en los últimos dos días. Aparecen más acusaciones y pocos deseos de ceder posiciones. Indudablemente, alguien saldrá ganando de esta disputa; seguramente no será la sociedad civil que busca un verdadero cambio; serán los oportunistas que se aprovechan de las crisis para imponer sus visiones.
“Por favor, que las élites reflexionen en soluciones, antes que en confrontaciones y en la necesidad de un gran acuerdo nacional alcanzado, mediante un diálogo auténtico”.