Cumbre ambiental finaliza con un fondo de reparación
La COP27 se centró en compensaciones para los países en desarrollo, pero se dejó a un lado el tema de los orígenes de la contaminación del planeta
La cumbre climática de las Naciones Unidas (COP27), celebrada en Sharm el Sheij (Egipto), finalizó este domingo. El cierre se dio en medio de inmensas expectativas de los países en desarrollo, que son los más afectados por los efectos de la contaminación ambiental en la que contribuyen en gran medida las grandes potencias planetarias. El hecho de que dos de los estados con más importancia en la correlación global de la contaminación ambiental (China y Rusia) no hayan estado presentes, pone de manifiesto que crear conciencia mundial acerca de este problema es, al menos, un paso en una problemática compleja que se desenvuelve entre intereses políticos y económicos a gran escala.
En esta reunión acudieron al menos 112 jefes de Estado. De la misma forma, un total de 66 000 personas (líderes y activistas sociales y ambientales) participaron en foros y charlas, durante 14 días de actos oficiales. Uno de los logros de la cumbre ha sido la habilitación de un fondo para pérdidas y daños por la contaminación ambiental. Allí se distribuirán las compensaciones que los países en desarrollo recibirán por los efectos que sufren del cambio climático. No está claro cómo se distribuirá ese dinero, pero la ONU deberá establecer mecanismos diáfanos para que sean resarcidos quienes lo merezcan.
En el marco global hay que entender la inasistencia de algunos países árabes a la conferencia mundial, un hecho que los analistas ecologistas reclaman que es determinante para que la cumbre se haya centrado en la creación del fondo de pérdidas y daños y no a la raíz de los problemas ambientales, como la contaminación por el uso de los combustibles fósiles.
Por otra parte, la intervención del presidente de EE.UU., Joe Biden, así como el retorno de Brasil a la cumbre mostraron que la agenda del medioambiente tiene relevancia en el continente americano. Brasil y Ecuador comparten la selva amazónica y siempre es de interés su posición de política ambiental.
La cumbre ha creado, al menos, una conciencia del problema ambiental que tiene al planeta entero en vilo.
“Los electores quieren que sus dirigentes concentren su atención a lo interno y dejen lo externo, pese a (...) la seguridad nacional”.