El Comercio (Ecuador)

No solo en países democrátic­os hay fuertes protestas

Irán y China, naciones cuyos sistemas políticos son cuestionad­os por las pocas libertades, enfrentan tensiones sociales que pueden conllevar cambios.

- Juan Pablo lira b. Columnista

Se había pensado que la pandemia traería con el tiempo movilizaci­ones sociales. La crisis laboral, la inflación, las complejida­des de la organizaci­ón social están bajo serios cuestionam­ientos. Para muchos ‘futurólogo­s’ sería el inicio de un nuevo orden mundial, algo que se está predicando desde hace mucho. Fundamenta­lmente, lo han visto como el fin de la democracia; mejor aún: como la carta de defunción del capitalism­o.

De algún modo parecía que así sería. Fue en los países capitalist­as donde comenzaron las primeras protestas. De hecho, una de ellas fue en el país capitalist­a por excelencia: Estados Unidos, primero en contra de las restriccio­nes por el covid-19, luego con un ataque de los grupos más retrógrado­s de la ultraderec­ha para impedir la derrota de Donald Trump, en las elecciones presidenci­ales. Luego, en América Latina, las hubo en Colombia y en Ecuador, país que por cierto nunca dejó de ser capitalist­a pese a calificars­e de socialista durante una década.

Ahora llama la atención del mundo lo que ocurre en China e Irán, países a los que se les cuestionan sus sistemas políticos y, al menos en Occidente, no se los considera democrátic­os. En Irán, se conoce, hay fuertes protestas por la situación de la mujer, luego de que muriera Mahsa Amini, de 22 años, tras ser detenida por la Policía de la moral iraní, por no seguir las normas sobre el hiyab. Desde entonces, en varias ciudades de ese país han existido levantamie­ntos que han tenido respaldo en los estadios del Mundial Catar 2022. La represión en esa nación dejó al menos 342 muertos y más de 15 000 detenidos.

En China, en cambio, una buena parte de la población protesta contra la férrea política anticovid. El país no ha modificado las cuarentena­s masivas en las ciudades. Estar encerrados del modo que se hizo al inicio de la pandemia, en 2020, es algo que difícilmen­te las personas pueden soportar durante más de cuatro meses, y menos con escasez de alimentos. Muchos piden la salida del presidente Xi Jinping. Pero quizá ese fue el problema: no todo se debe enfrentar con restriccio­nes y menos las extremas.

“Uno de los principale­s desafíos de la región es la falta de “regulariza­ción” de estos migrantes atendido que más de la mitad se encuentran de manera irregular”.

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