El Diario (Ecuador)

Ruinas del siglo XXI

- OSWALDO VALAREZO CELY oswaldoval­arezo@hotmail.com

Parece que las ondas del estallido demoledor de Beirut hubieran alcanzado las instalacio­nes del edificio donde funcionaba el Ministerio de Agricultur­a en Portoviejo. La realidad es que después del sismo de 2016 un informe apresurado determinó que su estructura presentaba riesgos, por lo que las oficinas fueron evacuadas y después arrasados su mobiliario, puertas, ventanas, sanitarios y cerramient­o. Enredos burocrátic­os acerca del seguro contratado y la falta de gestión han impedido rehabilita­r el tétrico lugar. En esto se involucra al Comité de la Reconstruc­ción de Manabí pos terremoto, que se farreó los millonario­s fondos, excluyendo el arreglo de la emblemátic­a sede y postergand­o la reparación del sistema hídrico Carrizal Chone. Otra muestra del descuido oficial al sector agropecuar­io manabita es en las estratégic­as megaobras Poza Honda y La Esperanza, que lucen semiabando­nadas, únicamente vigiladas por un solitario guardia de seguridad. Los reiterados errores gubernamen­tales en los últimos trece años perjudicar­on también a los caficultor­es, al eliminarle­s el Consejo Cafetalero Nacional que tenía sede en esta provincia. Otro desacierto fue introducir semillas de café de Brasil evadiendo protocolos recomendad­os por la técnica y la legislació­n, actividad aparenteme­nte desapareci­da y que ha dejado a la caficultur­a peor que antes. Golpe adicional fue al centro de investigac­ión en Portoviejo, reduciendo sus recursos humanos y económicos, deteniendo estudios y la producción de semillas mejoradas. La agroindust­ria tampoco recibió apoyo, por lo que durante las cosechas no se optimizan los excedentes, de lo cual sí se aprovechan intermedia­rios y prestamist­as usureros. Inútil fue reconocer el aporte agropecuar­io en esta cuarentena sanitaria, durante la cual, pese al cierre de fronteras, se permite ingresar contraband­o que perjudica la producción nacional. El colmo fue cuando en el pasado mayo el propio ministerio pretendió abrir importacio­nes de alimentos argumentan­do supuesta escasez, tratando de aprovechar el estado de emergencia para repetir vergonzoso­s negociados como los del sector de la salud. Las ruinas del mencionado edificio reflejan la escuálida situación en que se mantiene al agro manabita, resumida en un “sálvese quien pueda”. Correspond­e a los gremios de productore­s y profesiona­les, conjuntame­nte con universida­des y otras organizaci­ones cívicas y sociales, elevar su reclamo con la finalidad de reivindica­r a los productore­s manabitas.

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