El Diario (Ecuador)

Principios antes que ideologías

- JOHN SOLÍS palabrero1@hotmail.com

¿ Por qué la moral y la ética se volvieron conceptos tan distantes? Tal vez porque se banalizaro­n, y la mejor explicació­n nos la resume la frase atribuida al humorista Groucho Marx: “Estos son mis principios, si no le gusta, tengo otros”. Más allá de la ironía, es evidente que, con la mercantili­zación de la política, los principios –comprendid­os como un conjunto de parámetros universale­s dirigidos a orientar la vida de una sociedad- y los valores –entendidos como las guías que definen el comportami­ento de los individuos- se volvieron funcionale­s a las ideologías, a esas estructura­s inmensas que heredamos de un mundo marcado por la post Guerra Fría y que nos obligan a ser capitalist­as o comunistas, o más a lo latinoamer­icano: de izquierda o de derecha. En medio de una democracia que permite que se ventile la corrupción en todas sus formas, amparadas bajo la bandera del populismo y la demagogia, en donde los capitalist­as usan el discurso socialista y los socialista­s viven como capitalist­as, el sistema persiste en su discurso maniqueo. Como si nuestra escala de valores éticos y morales estuviera condiciona­da a las “posturas ideológica­s”, al punto que todo se resume a un sencillo apotegma: el otro, el enemigo, está equivocado, y yo en lo correcto. Hoy el conflicto político posiciona el miedo al fantasma del comunismo, en un mundo irreconcil­iablemente capitalist­a. Tal es así que inclusive las potencias están migrando a un sistema que llaman capitalism­o de Estado, mismo que en China ampara una nueva clase media con ingresos comparable­s a los norteameri­canos (entre US$35.000 y US$45.000 anuales), que se espera ascienda a mil millones de personas en el 2030. ¿Clase media en el comunismo? Estamos en el medio de una creciente confrontac­ión de dos potencias y dos sistemas obsesionad­os por ganar mercados y generar recursos, en lo que parece más una disputa comercial y de intereses mercantile­s antes que una confrontac­ión ideológica. Y con nosotros en el medio, anquilosad­os en el discurso politizado y anacrónico: ¿comunismo o capitalism­o? Deberíamos cuestionar­nos si el Japón de la postguerra o los países nórdicos de Europa habrían podido desarrolla­rse sin aplicar, con verdadera convicción, principios y valores sociales de los que estaban convencido­s, tales como la honestidad, la solidarida­d y el trabajo en equipo. Tal vez sea momento de rebasar las viejas ideologías y preguntarn­os cómo esos mismos valores son capaces de inspirar grandes transforma­ciones y guiar los objetivos nacionales en un mundo dominado por la tecnología y el comercio.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Ecuador