UNIVERSI ZAMBRANO ROMERO
escuela solo tenía hasta este grado.
Para ella, lo importante era que los niños campesinos aprendieran a leer y escribir, aritmética, gramática, geografía e historia. No sé cómo se daba modos para impartir clases simultáneamente. Ella le aconsejó a mi padre que hiciera lo posible por enviarme a Bahía o a Guayaquil para que terminara mi educación primaria. Mi padre le hizo caso y nos trasladamos a Bahía en pleno invierno. ¡Qué cambio tan grande! Ver la luz eléctrica, el mar, los barcos, etc. Sin mayor problema fui aceptado para el cuarto grado en la escuela de la señora Teresa Pinto, quien se quedó asombrada de los conocimientos que tenía.
A ella le debo haber llegado a los niveles que Dios y la vida me han concedido con base en esos 3 años de escuela, que fueron determinantes para mi vocación que me impulsó haberme graduado de abogado en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador. Pastorita vivió y murió en Junín a los 102 años. Me informaron que siempre me recordaba y preguntaba dónde está Universi. ¿Cómo olvidarla? Mi madre me enseñó que es propio de todo hombre bien nacido, ser agradecido.
Este relato contiene un mensaje a los jóvenes maestros rurales y citadinos, para que esta actividad no sea el desempeño de un empleo más, sino de una verdadera vocación y ser guías de sus alumnos para encaminarlos a un futuro productivo.