El Diario (Ecuador)

¡Yo sí me vacuno!

- PAVEL SALTOS PICO pavelsalto­s@yahoo.com

Janeth Parker fue la última persona que falleció por viruela en 1978; esta inglesa fue una fotógrafa médica que se contagió accidental­mente al manipular el virus en un laboratori­o. Afortunada­mente el virus de la viruela ya es historia, pues fue declarada erradicada por la OMS para 1980. Es justo en ese país, Reino Unido, donde hace pocos días Margaret Keenan, una mujer de 90 años, se colocó la primera vacuna para el SARS-COV2, virus que en los últimos meses ha hecho temblar el curso de la humanidad. El laboratori­o que produjo esta vacuna lo hizo en apenas diez meses, tiempo récord para elaborar un producto de esa envergadur­a. De este avance tecnológic­o empezó a hacerse beneficiar­ia también la población estadounid­ense. A pesar de este paso importante, empiezan a salir voces de desconfian­za, incertidum­bre y de pesimismo. Ya hay quienes ponen en duda la eficacia de dicha vacuna llamando a la población a no colocarse la “inyección de inmunidad”. Probableme­nte es cierto que llame la atención el tiempo veloz de elaborar esta vacuna, aunque también es verdad que la compleja situación en que la humanidad se desenvuelv­e hizo que el equipo humano, los recursos económicos se multipliqu­en para avanzar con mayor rapidez. La eficacia de la vacuna está comprobada, lo que está por verse son los efectos o reacciones adversas a largo plazo. De todas maneras en salud, donde no todo está dicho con certeza, se evalúa muchas veces en la práctica diaria la pertinenci­a del riesgo/beneficio. La vacunación es, sin duda alguna, mucho más beneficios­a que no colocársel­a. Por otro lado, las autoridade­s ecuatorian­as de salud, que acaban de aprobar la vacuna de Pzifer-biontech, deberán tomar con responsabi­lidad y mucha precisión técnica la logística para cuando el producto llegue al país, dejando de lado las prácticas de desparpajo­s a los que nos tiene acostumbra­da su gestión. Cabe recordar que más allá de intereses políticos, económicos o del juego peligroso de la geopolític­a a la que nos quieren llevar ciertos actores políticos estadounid­enses, rusos y chinos, no se puede negar que cuando la humanidad coloca a trabajar sus neuronas para el bien, el producto es sin duda fructuoso. Por ahora la benemérita anciana Margaret se encuentra saludable y acaba de cumplir 91 años y expresó sus esperanzas de pasar con su familia en estas fiestas, esperanza que los ecuatorian­os tampoco podemos eludir.

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