OSWALDO A. VÉLIZ
En primera instancia, debemos estar conscientes de que la legalización del aborto de ninguna manera reducirá los índices de violaciones contra la mujer; esto, por la sencilla razón de que el violador no clasifica a sus víctimas por número de abortos realizados, ni tampoco comete tal acto criminal con la intención de procrear. Adicionalmente y contrario a lo que se podría pensar, la legalización del aborto tampoco reducirá el número de embarazos no deseados, puesto a que éstos, al no ser forzados, siempre dependerán de las decisiones que adopten los actores. En referencia a los traumas emocionales que una violación podría causar en sus víctimas, no he encontrado publicaciones que indiquen que una vez consumado el aborto, estos traumas desaparecerán; pues, lo más probable es que las perjudicadas deban recibir en el tiempo, un tratamiento psicológico y posiblemente psiquiátrico. Finalmente, y en referencia a la hipótesis del “derecho a decidir sobre su cuerpo”, quiero argumentar que el feto, como tal, debe ser considerado como un nuevo ser humano en formación con características genéticas independientes, y no como parte del cuerpo de la mujer.
Que esta ley aprobada en Argentina no se replique en el resto de países latinoamericanos y demos así inicio a “el nuevo holocausto”.