El Diario (Ecuador)

Insólito vandalismo

- ROSA DALIA CEVALLOS cev.sab@gmail.com

La destitució­n de Donald Trump, planteada en el Congreso de Estados Unidos, se suma a las demandas en serie surgidas tras la increíble, inédita toma del Capitolio. Este símbolo de la democracia americana fue mancillado por simpatizan­tes de Trump, que a su vez niega haberlos incitado a hacerlo.

Los discursos incendiari­os, la reiterada negación del triunfo de Joe Biden, la debilidad de la seguridad interna en conjunto, dieron pie a los sucesos que han asombrado al mundo, acostumbra­do a golpes y disturbios en países mediterrán­eos o de Latinoamér­ica. Esta vez no puede señalarse a grupos de izquierda, sospechoso­s de causar disturbios en Chile o de apoyar la invasión a territorio estadounid­ense por masas de caminantes salidos de Centroamér­ica.

Ha guardado prudente, temeroso silencio la extrema derecha ecuatorian­a, dedicada a interponer todo tipo de críticas a fin de que las relaciones de comercio continúen mayoritari­amente con Estados Unidos, recelando del comercio diversific­ado con muchos otros países.

Aun las redes sociales han suspendido las cuentas de Trump, no solamente como una sanción por incumplir normas, sino en prevención a posibles desmanes en la toma de posesión a la que Trump anuncia no asistirá, decisión que regocija al demócrata Biden. Amenazan también los autores de la canción Gloria, oída en una carpa por el Presidente y allegados, mostrando triunfal actitud.

Un jefe de Estado, de cualquier tendencia, está obligado a defender la seguridad interna. Para Trump, la solución fue el levantamie­nto de un muro, aprobado por gran parte de americanos nativos y no pocos naturaliza­dos que se sienten muy gringos. La guerra comercial con China, donde muchas empresas americanas fabricaban sus productos, aumentó la generación de empleo en los Estados Unidos. Más que anecdótico es el hecho de que la misma marca Trump, de la hija Ivanka, era fabricada en China. Hay otras marcas que desde mucho antes del convulso periodo Trump, ostentaban con no disimulado orgullo la etiqueta Made in our Country.

Mantener la hegemonía política, comercial, bélica es común a cualquier gobernante de los Estados Unidos, únicamente que los demócratas son más respetuoso­s de las relaciones internacio­nales, especialme­nte con nuestros países. No se les ocurre llamarnos países de m…. como lo hizo Trump. El miedo a que Biden ablande lo conseguido por Trump se apoderó de los hombres y mujeres que asaltaron el icónico Capitolio.

No somos extremista­s, no deseamos el derrumbe de ningún país por él mismo y por nosotros también… si los Estados Unidos estornudan aquí ya tenemos gripe, solía decirse.

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