Salud, maestros y maestras
Con motivo de vuestra fecha clásica vengo a rendirles pleitesía a los abanderados de la educación de nuestra patria por su sacrosanta y apasionada lucha contra la tenebrosa ignorancia. Ustedes en los hogares, jardines de infantes, escuelas, colegios y universidades con paciencia y persistencia nos liberan de la esclavitud mental dándonos la opción de ser libres y sabios según la especialidad académica que adoptemos con el tiempo. Me uno a las frases cariñosa y justas que afloran en las añoranzas de Andreíta Limongi Santos, quien agradeció a sus maestros del Colegio Cristo rey, resaltando a Juan Montalvo Fiallos, insigne educador y político honesto, periodista valiente e incorruptible a quien deben imitar los que incursionen en la política del país. De las escuelas añoro la vieja campana, amiga tradicional que anunciaba la entrada y salida de clases, el inicio y el fin del recreo. Sus aulas, corredores y el patio donde aprendimos a jugar indor futbol, voleibol y atletismo. Para la natación nuestra piscina natural fue el río Portoviejo o río Grande, cuando se podía bañar en sus aguas no contaminadas tal como ahorita se encuentran por la desidia y errores horrorosos de ciertos ciudadanos y de algunas autoridades irresponsables. Jesucristo, Sócrates, Platón, Aristóteles como maestros ascendieron a la inmortalidad por su obra gloriosa. Fueron quijotes. Los profesionales actuales estamos conscientes de que los títulos que ostentamos se los debemos a quienes con la paciencia de Job nos guiaron y guían por el sendero del bien con lógica racional Y ética moralista. Ustedes maestros-as son el sol que ilumina el sendero de las presentes y futuras generaciones por lo que exijo en nombre de la sociedad que se incrementen sus sueldos para que junto a sus familiares supervivan con dignidad. Evoco gratamente a mis padres, Carlos Hernández e Isabelita Luna, porque nuestro hogar fue la primera academia para ilustrar las vidas de sus hijos, nietos y bisnietos. También reconozco a quienes estructuraron mi forma de ser en la escuela Andrés de Vera, el Instituto Particular Ecuador, escuela Tiburcio Macías, el glorioso Colegio Nacional Olmedo, la Universidad Laica Vicente Rocafuerte y la señorial Universidad Estatal de Guayaquil. En esta pandemia el gobierno debe atender prioritariamente a maestros-as que van a tener contacto directo con sus alumnos. No debemos arriesgar ni a unos ni a otros. Seamos prudentes.