LA PRESENCIA MATERNAL ES VITAL
Si por alguna razón nuestra madre se ausenta no por lapsos breves, sino la mayor parte del tiempo, en nuestro corazón se abre una herida que puede que jamás cierre. Y cuando esa mamá está totalmente ausente, el daño emocional es tan grande que dejará una huella en nuestra mente, sobre todo si esto ocurre durante los seis primeros años de nuestra vida. El niño que vive con una madre ausente desarrolla frente a ella un comportamiento que sigue una secuencia típica: protesta, desesperación y alejamiento.
Hay personas que llegan a la vida adulta sintiéndose aterradas por la soledad que enfrentan.