La madre y las madres
En el calendario que nos rige, hoy es el día para honrar a las madres del mundo. Desde luego, en otras latitudes la celebración se realiza en otras fechas, según la variedad de creencias, costumbres y tradiciones. Obviamente, la madre consanguínea, la que nos da la vida, en nuestro medio es la más celebrada y homenajeada. Los hijos se desviven por llevar a su progenitora presentes, detalles, flores y ahora los que pueden algún artefacto electrodoméstico o un pasaje en avión, aunque tenga que endeudarse para el resto del año. En realidad, es el día del comercio, el despilfarro, la farra y los excesos.
Algunos hemos perdido a nuestras madres biológicas, por quienes debemos pedir al Creador que su alma o espíritu descanse allá en la vida eterna, porque creemos en la vida después de la muerte. Las que aún viven deben ser honradas en todo momento a lo largo de nuestras vidas, no solo en este día, respetándolas, siendo siempre gratos, oír sus consejos, valernos de sus experiencias y asistirlas hasta el final de sus vidas.
Repruebo por completo la conducta de aquellos hijos carentes de amor que depositan a su madre en un ancianato o casa de reposo para liberarse de sus obligaciones filiales. Qué tristeza les embargará a aquellos padres abandonados, justamente cuando en esa edad lo que más requiere es amor.