La salud es prioridad
El dinero puede comprar cosas, es necesario, pero cuando no hay es difícil, especialmente al enfrentar diferentes problemas. Sin duda, el más delicado es el tema de salud. Ecuador cuenta con algunos sistemas de atención médica, y es necesario mejorarlos de forma urgente, tanto los públicos como los privados. Las nuevas autoridades tienen una gran responsabilidad sobre sus hombros. La medicina, las consultas médicas, los tratamientos largos, pueden ser costosos y estos últimos dolorosos; pero cuando hay esperanza se lucha; sin embargo, esa lucha la mayoría de las veces necesita de apoyo no solo de la familia sino del sistema de salud y lamentablemente este tiene sus altos y bajos. Tanto el Ministerio de Salud Pública, el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social, y otras entidades cuentan con grandes infraestructuras, aunque no las necesarias; en general con un buen personal médico y de apoyo, con equipos buenos y otros obsoletos; sin embargo, a veces los trámites se vuelven largos, engorrosos, burocráticos. Y en muchas ocasiones, falta calidez humana en la atención. Lo escribo porque lo he vivido algunas veces, y es la queja de miles de ecuatorianos a diario; esta es una defensa al derecho de la salud que ha sido golpeado una y otra vez. Muchos casos no son de urgencia, pero cuando la vida de alguien está en peligro la situación cambia. Y es allí cuando deben priorizarse, realizarse y ejecutarse los trámites con responsabilidad, agilidad y humanismo. Hay decenas de reclamos en el sistema judicial en demanda de medicina especializada, especialmente para los tratamientos oncológicos; es durísimo y cansado que las personas que atraviesan un difícil momento tengan que recurrir a las unidades judiciales en busca de justicia, cuando la atención médica debe ser una prioridad. Sé de algunos casos que generan indignación y que incluso luego de recibir el golpe ante una mala noticia, y un diagnóstico sin esperanza, se ha salvado gente fuera del país; porque en otro lado sí se luchó por la vida. Es verdad que cada caso médico es diferente, pero si un paciente tiene esperanza, necesita su medicina según los requerimientos. También es verdad que no se puede permitir que se siga negociando con la salud, no más hospitales abandonados, no más robo de medicina, no más hospitales en carpas -esa es una opción para emergencias, pero no para el día a día-; no más filas interminables, no más maltrato al paciente y a sus familiares. La parte burocrática tiene que ser un tema ajeno a una persona que debe estar enfocada en su mejoría. Quienes dirigen la salud reciben un sueldo para hacer un trabajo de calidad.