Ecuador tiene talento que merece apoyo
El triunfo olímpico ha llenado de orgullo los corazones ecuatorianos alrededor del mundo, siendo un vistazo del talento de nuestra gente y un triste recordatorio del potencial sin desarrollar. Es aún más inspirador visto en el contexto de cómo se desempeñaron otros países. En la mayoría de los países, los atletas de élite pueden entrenar a tiempo completo. Casi todos los nuestros trabajan a tiempo completo y entrenan por cuenta propia en su tiempo libre. En las naciones ricas tienen acceso a alta tecnología como la preparación isquémica remota que limita la acumulación de niveles de lactato en la sangre o cámaras de crioterapia que llevan gradualmente a los participantes a la ridícula temperatura de 140 bajo cero. Novak Djokovic viaja con una cápsula de plástico que controla la presión barométrica, la temperatura y la densidad del aire (aun así perdió en la primera ronda en Tokio). En Noruega construyeron un enorme complejo para controlar la temperatura, la humedad y la presión del aire y recrear las condiciones de cualquier sede olímpica para evaluar y diseñar planes de entrenamiento para cada atleta en cada evento. Noruega, con 5 millones de habitantes, ganó 8 medallas, la mitad de ellas de oro. Lógicamente sobresalimos en deportes donde las condiciones competitivas existen de forma natural en Ecuador. Richard Carapaz entrenó escalando volcanes a 4.800 metros -el monte Fuji, el punto más alto de Japón, tiene 3.770 metros-. En China, todos los niños son medidos y probados, y los mejores son enviados a academias deportivas especializadas según sus habilidades y fisiología. La mayoría son de zonas rurales pobres y están dispuestos a sufrir una intensa formación lejos de casa para tener la oportunidad de sacar a sus familias de la pobreza. Al terminar su vida deportiva a menudo los abandonan: una excampeona de pesas terminó trabajando en baños públicos y le creció la barba debido a la terapia hormonal forzada. En Ecuador, los deportistas son autoseleccionados y motivados como las hermanas Dajomes, siguieron a su hermano a un gimnasio enamorándose del deporte. Reciben poco o ningún apoyo gubernamental y luchan por encontrar entrenadores e instalaciones adecuadas para entrenar. El COE está sumido en escándalos e inconsistencias luego de abandonar al equipo durante los eventos y dejándolo días en los aeropuertos por falta de dinero para un hotel y regresando de Quito a Guayaquil en bus. Si nuestros atletas pueden superar desventajas tan drásticas y salir triunfantes, ¡imagínense lo que podrían hacer con un apoyo sólido! Este año Ecuador (2 oros y 1 plata) terminó por delante de India (1 oro y 2 platas), un país con 1.300 millones de habitantes, 80 veces más que nosotros. ¡Viva Ecuador!