El Camino de Santiago
En la ciudad española de Santiago de Compostela se encuentra la tumba de Santiago el Mayor, uno de los principales apóstoles de Jesucristo y el primero de ellos en morir martirizado.
Sobre su tumba se construyó un templo que fue ampliado en los siglos siguientes hasta convertirse en la actual catedral. Frente a la imponente catedral está trazada una línea que deben pisar todos los peregrinos que llegan de todas partes del mundo, indicando con ello que su largo peregrinar ha terminado.
En esta ciudad donde convergen lo moderno con lo antiguo, puede pedirse a través de la mirilla de un convento de clausura, un dulce divino; y encontrarse en la siguiente calle con un grupo de chicos americanos degustando hamburguesas.
En un sentido más estricto se ha conocido históricamente como “Camino de Santiago” a un itinerario que, partiendo de los Pirineos occidentales, recorre el norte de España hasta llegar a la ciudad gallega.
Se trata de un camino sembrado de numerosas manifestaciones de fe, de arrepentimiento, de hospitalidad, de arte y de cultura que nos habla de manera elocuente de las raíces espirituales del viejo continente.
El número de peregrinos que llegan a Santiago no ha parado de aumentar desde la década de 1990, y en el 2018 alcanzó la cifra más alta desde que se tienen registros: 327.000 personas.
Igualmente se habilitó una infraestructura de albergues para proporcionar alojamiento a los peregrinos durante el viaje.
Antonio Machado escribió: “al andar se hace el camino, y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar. Caminante no hay camino sino estelas en la mar”. Sigamos con alegría nuestro propio camino haciendo lo mejor que podamos, porque no debemos olvidar, que todo camino… tiene su final.