Reserva marina y la cumbre climática
La pesca depredadora tiene consecuencias graves para el equilibrio del ecosistema, ocasiona la disminución de las fuentes de la seguridad alimentaria, la extinción de especies, la alteración de sus ciclos vitales. A más de un proceso de disminución sistemática de los pescadores artesanales y de la calidad y los volúmenes de pesca.
Los volúmenes que capturan las flotas extranjeras, desde el 2012 cuando se adhirió a Ecuador a la Convemar, que reduce el mar territorial de 200 a 12 millas, suman decenas de millones de toneladas cada año. Una aproximación de empresas pesqueras que favorecen estos procedimientos reconoció el 2020 en la Asamblea Nacional que la flota de barcos chinos estaría pescando 5 millones de toneladas de pota (calamar gigante) y jurel por incursión, y que realizaría cuatro al año. Las operaciones extranjeras en el Pacífico que afectan a Ecuador, Perú y Chile, que configuran ciudades flotantes de magnitudes superiores a Santiago, Lima o Quito, han sido reportadas por la prensa internacional, atónita por sus dimensiones. Se ha anunciado que centenares de barcos con sofisticadas artes de pesca, que les permiten intervenir en radio de operaciones equivalente a cientos de miles de kilómetros cuadrados, están protagonizando un ecocidio que empieza a estremecer al planeta.
Es en este contexto que el presidente Lasso anunció en la cumbre del cambio climático en Glasgow, que su gobierno se propone ampliar la reserva marina en el norte y en el noroccidente de Galápagos, para prohibir la pesca, lo que tendrá incidencias en la actividad pesquera industrial nacional, pero no en la pesca depredadora que ocurre en el occidente, el sur del archipiélago y en las inmediaciones de la costa continental. Bajo un despliegue propagandístico, el jefe de Estado anunció un uso de la deuda externa para financiar un fondo conservacionista. Revisados los números, el valor que administraría ese fondo no será mayor a 14 millones de dólares, y la dimensión del área a ser afectada será de 60.000 km2. Cifras insignificantes, frente a la tarea de detener el ecocidio que representa la Convemar.
La depredación de nuestros mares provoca un perjuicio de decenas de miles de millones de dólares por la pesca extranjera, la propuesta de la Iniciativa Galápagos Vive, plantea la urgencia de que Ecuador denuncie la Convemar para recuperar soberanía de un millón de kilómetros cuadrados de mar, proteger el ecosistema, las labores reguladas de la pesca industrial y artesanal ecuatoriana, que durante siglos han garantizado la provisión de peces y mariscos en la dieta habitual de la población. En este contexto, la propuesta del presidente Lasso, si bien expresa una preocupación por especies amenazadas, luce apenas como una gota de aceite en un océano.