VALOR DEL SILENCIO
Aunque no es tiempo de ayuno estrictamente hablando, siempre viene bien recordar que no se trata solamente de privación de alimentos, sino de otras cosas que ‘engordan’ aunque de diferente manera. Al respecto, en varias ocasiones el papa Francisco ha hecho hincapié en la importancia que tiene economizar palabras.
El mes pasado, en una audiencia en el Vaticano, el Sumo Pontífice resaltó la figura de San José, el arquetipo del hombre silencioso: los Evangelios no citan ni una sola palabra dicha por él. Sin embargo, su misión como padre adoptivo de Jesús tiene una importancia capital en el plan de salvación de Dios. “Enséñanos a ayunar de las palabras vanas, a redescubrir el valor de las palabras que edifican”, dijo el Papa. Y añadió en una oración al santo patriarca: “Hazte cercano a aquellos que sufren a causa de las palabras que hieren, como las calumnias y las maledicencias”.
En la ocasión, el Pontífice abogó por un sano “silencio, hablar justo”, invitando a “morderse un poco la lengua, en cambio de decir tonterías”. También instó a decir “palabras fecundas cuando hablen”. “Nuestras palabras se pueden convertir en adulación, vanagloria, mentira, maledicencia, calumnia”, dijo.
“Es un dato de experiencia que, como nos recuerda el Libro del Eclesiástico, ‘muchos han caído a filo de espada, mas no tantos como los caídos por la lengua’ (28,18)”.
“Jesús lo dijo claramente: quien habla mal del hermano y de la hermana, quien calumnia al prójimo, es homicida (cfr Mt 5,21-22). El calumniador ‘mata con la lengua’”, reiteró. “Pensemos un poco en las veces que hemos matado con la lengua, nos avergonzaremos, pero nos hará mucho bien”, manifestó el papa Francisco.