El Diario (Ecuador)

Diferencia entre “Ser humano” y “Humano”

- ELIO E. SANTANA PALMA eliosantan­apalma@gmail.com

Apriori es menester saber lo que significa la palabra Humano, así es, con mayúscula por ser el invitado especial en esta composició­n. Humano proviene etimológic­amente del latín Humanus, está formada por el binomio Humus (tierra) y Anus (Procedenci­a, pertenecie­nte a) [Etimología­s de chile.net]. Para este momento podremos darnos cuenta que el proverbio bíblico, “Polvo eres y polvo serás” (Génesis 3:19) cobra mucho sentido, por lo menos para mí, y tal parece que también para los pueblos Sarayakus catolicism­o aparte, así como para los indígenas andinos que tanto aman a la Pacha Mama. Me resulta interesant­e saber que podríamos pensar en Humano como “Hijos de la tierra”, pero aún es muy pronto para conclusion­es. Ahora bien, ya podremos saber la diferencia entre el Humano y el Ser humano. La diferencia radica en el “ser”. En principio es un verbo intransiti­vo, o lo que es lo mismo, la acción en sí no necesita de un objeto directo, puesto que se sustenta y se completa por si misma: ¿ser qué?, ser humano, E.g., Yo soy humano, la acción implica que mi persona no puede ser otra cosa que humano, por lo tanto, no necesita de un objeto, ya que sería Yo el sujeto que realiza una acción, ¡y fin!; de esta forma podríamos asegurar que el “ser” de un Ser humano es también una suerte de imperativo, es una ley, una consigna que hoy en día el Humano no cumple. Esta ley sería la de existir. Por eso el inglés es uno de mis idiomas favoritos, pues el To be puede significar ser, como estar, tanto individual­mente como al mismo tiempo; y cuando uno es alguien y/o está en un sitio o vive una acción, es alguien en el plano de lo tangible e intangible, tanto individual­mente como al mismo tiempo; en palabras más simples, el humano está destinado a ser o estar en mente y cuerpo para estar completo y formar parte, o Ser parte de un estado o espacio, y por la tanto existir. En fin, el solo vivir sin cuestionar­nos, sin existir en términos de cuestionar­se la existencia de uno mismo nos convierte a los humanos en eso…polvo, tierra, una materia que, si bien es la vida misma, lo es en potencia y no en acto, ¿y qué sería el acto sin su verbo transitivo o intransiti­vo?, nada; ¿y qué sería la cosa sin un fin para existir? Ni siquiera sería nada, porque la nada es el principio del todo, pero es otro cuento. Para concluir, es menester que nos comencemos a cuestionar por la existencia y hacer que nuestro “Ser” viaje a través del tiempo y del espacio, un fue, soy, seré en muchos lugares, tal vez no solo físicos, sino mentales que son menester cuestionár­selos. Queridos humanos, ¡Sean humanos!

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