13 y 15 de abril, fechas históricas
Cada 13 de abril conmemoramos el Día del Maestro Ecuatoriano en honor al natalicio de tres prohombres de concepción universal y eterna: Juan Montalvo, Juan León Mera y Federico González Suárez. Quienes abrazamos la noble profesión de educar y formar a niños, jóvenes y adultos, tenemos en ellos el espejo radiante para cumplir esta tarea a favor de la sociedad. Los maestros no han sido ni son reconocidos tal como les corresponde; por lo contrario, la Corte Constitucional, el presidente de la República y ciertos ministros con subterfugios leguleyescos están negando a los educadores de la Patria sus derechos adquiridos, olvidándose que tuvieron maestros que les enseñaron a leer y escribir así como las cuatro operaciones fundamentales, la conjugación gramatical de los verbos (especialmente el verbo amar) y el concepto cívico-moral de justicia. Mis respetos y honores para los insignes maestros y maestras de Ecuador y del mundo, a quienes considero mártires y quijotes. Evoco gratos recuerdos mientras me educaba en la escuela Andrés de Vera con la señora Ida Villavicencio, en la escuela Tiburcio Macías con la Srta. Marieta Sánchez, en el Instituto Particular Ecuador con mis padres Carlos Hernández Hidalgo, Isabel Luna Vera y el Econ. Pablo Zambrano; así también en la escuela Rafael María Mendoza con don Lauro Alvarado y en Charapotó con don Mario Chumo, culminando el bachillerato en el histórico Colegio Nacional Olmedo. Añoro el tañido de la vieja campana, amiga tradicional para entrar o salir de clases y para gozar del festivo recreo imperecedero. Cada 15 de abril celebramos fervientes la parroquialización de Andrés de Vera: la más populosa, vital y estratégica de Portoviejo, ciudad de los arrabales lindos, mujeres bellas encantadoras y de hombres valientes trabajadores. En su planicie con un fraterno grupo de amigos practicamos hábilmente indor fútbol y ecuavóley en el Coliseo “Homero Mendoza” y la natación en el Río Grande o Portoviejo, en esa época con aguas cristalinas no contaminadas ni azolvadas. Las vegas ribereñas llenas de frutas deliciosas y animadas por trinos de pintorescas aves. Hoy el panorama es lo contrario y nadie se atreve a bañarse por el peligro que ello encierra. Solicito firmemente a las autoridades actuales y a las venideras que construyan y culminen las obras fundamentales de nuestra querida parroquia. Loor para Andrés de Vera en su nuevo aniversario.