El Diario (Ecuador)

¿PROJIMIDAD O PROXIMIDAD?

PARA TI, JOVEN. Fabricio Alaña SJ.

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sí me acuerdo algo de la parábola del buen samaritano, creo que era ¿sobre quién es mi prójimo?

-Muy bien, Carlos, tienes buena memoria. ¿Y qué conclusión sacas?

-Padre que hay que ayudar al prójimo.

-¿Entonces? ¿Lo que Sofía cuestionab­a no tenía razón? -Bueno, padre, es que ella hablaba de cualquier persona, sin importar la religión, la raza y eso no es tan así. -¿Acaso eso no es lo que Jesús nos hacía pensar en la parábola del samaritano, quien era excluido de los judíos por ser de otra raza y religión? Y señalando que el rodeo ante el que sufre en la historia, lo que hicieron el sacerdote y el levita, experto en la ley por ir corriendo al templo para alabar a Dios, bueno al Dios que ellos imaginaban, es un mero “cumple i miento”.

-Ay, padre Fabro, ahora sí que me despisté. Yo pensé que mi prójimo es el que yo ayudo cuando pueda. -Umm Carlos, eso me suena a una simple caridad social, ayuda o limosna para tranquiliz­ar la conciencia.

Jesús hace pensar al experto en la religión cuando le preguntan ¿qué debo hacer para conseguir la vida eterna? Jesús le responde ¿qué dice la ley? –entendida como Biblia-la Torá, los cinco primeros libros que eran la sabiduría y el ordenamien­to religioso de los judíos. El escriba le responde amar a Dios y al prójimo. Jesús le dice “haz eso”. El escriba se sintió desenmasca­rado en su simpleza, quería aclarar sus principios, Dios era lo primero y el hombre lo segundo. Jesús narra la parábola del buen samaritano. El gran planteo de la parábola del buen samaritano es: ¿qué es lo que me hace humano y me acerca a lo divino: la projimidad o la proximidad? Entiendo por projimidad el entender que el prójimo es el que está cerca, mi raza, religión y cultura, y por ello yo lo ayudo.

Tengo al prójimo como objeto de mi beneficenc­ia, así tranquiliz­o mi conciencia. Jesús me cambia de paradigma: prójimo es el que está más lejos y me acerco. La única forma de acercarse, en especial al que sufre, es la compasión, “sentir con”. Lo que importa es levantar al ser humano de sus desgracias y despertar el cristiano para revelar lo mejor de sí. Proximidad es reconocer la dignidad. Esa es la utopía del cristianis­mo. La capacidad de pensar, idear otro mundo posible en donde suframos menos y aprendamos a amar a quien lo necesite. Para ello debo aprender las estrategia­s de crear proximidad para constituir hermandad, como enseña el samaritano: mirar, compadecer­me, acercarme, curar y cuidar sin esperar recompensa.

Lo esencial de la enseñanza de Jesús es hacernos pensar que el verdadero amor es salir de sí, ir más allá de mis intereses. Solo así podremos

construir una comunidad social que se respete y organice, que vaya más allá del mundo de los socios, no moverse solo por interés, un mundo de hermanos. La amistad social y el amor fraterno es posible si aprendemos a amar incondicio­nalmente, como dice papa Francisco en la Fratelli Tutti (89): “No puedo reducir mi vida a la relación con un pequeño grupo, ni siquiera a mi propia familia, porque es imposible entenderme sin un tejido más amplio de relaciones. Mi relación con una persona que aprecio no puede ignorar que esa persona no vive sólo por su relación conmigo, ni yo vivo sólo por mi referencia a ella. Nuestra relación, si es sana y verdadera, nos abre a los otros, que nos amplían y enriquecen. El amor que es auténtico, que ayuda a crecer, y las formas más nobles de la amistad, residen en corazones que se dejan completar. La pareja y el amigo son para abrir el corazón en círculos, para volvernos capaces de salir de nosotros mismos hasta acoger a todos”.

A VECES PODEMOS PASARNOS AÑOS SIN VIVIR EN ABSOLUTO, Y DE PRONTO TODA NUESTRA VIDA SE CONCENTRA EN UN SOLO INSTANTE”.

LA VIDA ES MUY PELIGROSA. NO POR LAS PERSONAS QUE HACEN EL MAL, SINO POR LAS QUE SE SIENTAN A VER LO QUE PASA”.

LA AMISTAD SOLO PUEDE TENER LUGAR A TRAVÉS DEL DESARROLLO DEL RESPETO MUTUO Y DENTRO DE UN ESPÍRITU DE SINCERIDAD”.

ALÉGRATE DE LA VIDA PORQUE ELLA TE DA LA OPORTUNIDA­D DE AMAR, DE TRABAJAR, DE JUGAR Y DE MIRAR A LAS ESTRELLAS”.

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