Salvemos a Portoviejo
La capital manabita viene siendo agredida desde hace algún tiempo, ante la apatía de sus gremios, ciudadanía y juventud, al soportar impávidos el abuso a su integridad geopolítica, socioeconómica, cultural desde hace catorce años a esta fecha. Comenzaron trasladando las oficinas públicas de Portoviejo a otros cantones, vino la reducción del ancho de sus calles. Esto contribuyó a la decadencia del comercio, ya que se invirtieron las costumbres y, si se trataba de dar preferencia al peatón, esto no se logró y más bien crearon un peligro, al estrangular las amplias veredas, que para llenarlas tendremos que importar transeúntes y los espacios de parqueo servirán para parquear carro y medio.
Este Portoviejo altivo y soberano, que a través del tiempo consiguió mejoras con luchas y protestas, como la creación del CRM, que atendió los recursos y obras hídricas de Portoviejo y Manabí, hoy está apesadumbrado, sumiso, viendo cómo se destruirá una obra ícono de la ciudad, con más de 80 años de trayectoria, lograda por la lucha, visión y la generosidad de algunos portovejenses, que donaron parte de su patrimonio para que funcione lo que se llamó “campo de aviación” para luego de algunos años construir y establecer el aeropuerto Reales Tamarindos.
Es muy bonita la idea y el proyecto del municipio de Portoviejo, pero que toda esa infraestructura se la haga en otros terrenos o en el casco comercial, hoy deprimido y abandonado. El justificativo sobre la movilidad vehicular, entre las avenidas Reales Tamarindos y Manabí, se puede superar con la construcción de calles debajo de la pista (túneles) como existen en Riobamba y muchos países del mundo. Es conocido que hay un solo oferente en la subasta ascendente que invitó el municipio sobre cuatro hectáreas de terreno, esto demuestra el poco o ningún interés en la adquisición de los predios del aeropuerto, lo que hace pensar que el restante de las 85 hectáreas se desarrollará en no menos de 50 o 70 años, o puede ser que los posibles inversionistas no intervienen para no ser partícipes de la destrucción del aeropuerto, que trae desarrollo y trabajo.
Con el aeropuerto Reales Tamarindos, lograremos que Portoviejo se integre al desarrollo nacional y del mundo, contribuirá no solamente al transporte aéreo de las personas, será motivo para que se implementen negocios dentro de sus instalaciones. En caso, Dios no lo permita, de que se presente alguna tragedia, no estaremos aislados como ocurrió con el terremoto del 2016, ni como sucede ahora, cuando se imposibilitan las carreteras a la Sierra o Guayaquil. bisecado por dentro, mantiene su presencia omnímoda por fuera: toma la invasión de Ucrania como una guerra subsidiaria, no deja de provocar a China y refresca su liderazgo en Europa. Aunque Rusia conquistara Ucrania o su franja sur absorbiendo inclusive Transnistria, los beneficios podrían no rebasar los perjuicios a corto y mediano plazo. Con todo, en el fondo el gran propósito de Moscú, pase lo que pase, es simplemente recuperar cierta relevancia geopolítica, aun cuando esta sea relativamente solitaria.
Los jinetes siempre han estado galopando por el mundo y últimamente no dan respiro: sacarse la mascarilla para ponerse el casco y encontrar un plato vacío. De todas formas, esto no inaugura una época apocalíptica, siempre y cuando la invasión rusa de serie Z no desemboque en el comienzo de la tercera guerra púnica moderna.
“EL IGNORANTE AFIRMA, EL SABIO DUDA Y REFLEXIONA”