MARGARITA Y SUS 104 AÑOS DE VIDA
PERSONAJE. LA CENTENARIA DAMA ES UNA DE LAS MÁS RECONOCIDAS EN LA PARROQUIA SAN PABLO.
Lo que más quería Margarita Cevallos en su cumpleaños 104 es que llegaran todos sus familiares, incluidos sus tataranietos.
Ella los esperó feliz en su casa, ubicada en una de las partes más altas de la parroquia San Pablo de Portoviejo, donde ha vivido por más de 80 años.
De hecho, junto a su esposo Casimiro Farfán, fueron los primeros que se asentaron en el lugar cuando era una montaña de árboles gigantes y floronales que quedaba lejos de la ciudad, dice con seguridad Margarita, quien emociona al público con sus relatos y una mente tan lúcida que le permite hablar del ferrocarril de Manta hasta de temas actuales como los candidatos a alcalde de Portoviejo.
Ella es una asidua consumidora de noticias en radio y televisión.
La centenaria dama habla claro, escucha bien, no necesita lentes para ver hasta el estadio Reales Tamarindos y ríe constantemente. Apenas un problema de dolor en las articulaciones le limitaron la movilidad, pero ella lo atribuye “a cosas de la edad”. Prefiere no pensar en esos achaques, sino más bien cuida detalles en el vestir. Usa zarcillos de oro en cada oreja, que remata con un juego de cadena del mismo metal precioso, además de dos anillos grandes en el dedo anular y el medio.
DE BUEN COMER. Cuando le preguntan cuál es el secreto para llegar a tan avanzada edad y en buena forma, dice que no está segura, pero sí recalca que ella es de buen comer. No se limita a nada, pero le gustan sobre todo el bolón de plátano con maní y chicharrón y la carne de cerdo. Sus familiares la interrumpen y le dicen que debe cuidarse para no enfermar, entonces con una autoridad milenaria les dice: “si me muero, muero llena” y pone fin a la discusión.
De sus tiempos pasados dice que fueron fabulosos. Señala que era un gusto andar en la novedad de esa época, que era el tren que iba entre Manta y Santa Ana y que fue construido por el presidente Eloy Alfaro, del cual se hablaba bastante cuando ella era una adolescente.
Sin embargo, menciona que lo más difícil era el carácter de los padres, sobre todo el de ella, un hombre celoso que la cuidaba al extremo, al punto que no le permitió estudiar. Es por eso que dice con una sincera sonrisa que cuando se enamoró de Casimiro debieron idear la manera de comunicarse.
El enamorado le enviaba cartas escritas de su puño y letra que nadie sabe cómo las dejaba entre los huecos de las cañas de su casa. Ella las recibía, pero no sabía leer, entonces debieron recurrir a dos “alcahuetes” para poder estar juntos, cuenta Margarita.
14 HIJOS
TUVO CON SU ESPOSO, DE LOS CUALES AÚN VIVEN 5. TIENE 39 NIETOS, 110 BISNIETOS Y 18 TATARANIETOS.