Los afroargentinos
Este grupo étnico fue motivo de análisis y comentarios controversiales durante la última cita mundialista del fútbol, ganada por Argentina. El tema surgió por la recurrente presencia de jugadores afrodescendientes en varias selecciones europeas, mientras que entre los rioplatenses era notoria su ausencia. Por cierto, según articulistas de ese país, el único seleccionado argentino de raza negra, Alejandro de los Santos, data de hace cien años. En la década de los 60 del siglo anterior se registra el último afrodescendiente con la camiseta de Argentina, fue el defensa central Ramos Delgado, cuyo padre era originario de Cabo Verde. Esto como resultado del progresivo descenso de la población afro, estimada actualmente en alrededor del 5 % de los argentinos Conocido es que la llegada de africanos a nuestro continente se inició en la época colonial. Según historiadores argentinos, en su país entre 1778 y 1810 sus descendientes representaron en ciertas ciudades hasta el 40 % de los habitantes. Agregan que las guerras de la independencia y del Chaco, la fiebre amarilla, y el mestizaje fueron determinantes para provocar su drástica disminución. En la presidencia de Domingo Faustino Sarmiento (1868 - 1874) a los esclavos negros y a los indígenas no se consideraba capaces de integrarse al proyecto modernizador del Gobierno, priorizando para ello a la población blanca y la adopción de costumbres del Viejo Continente para construir una Argentina europeizada. Antecedentes que fomentaron espacios segregacionistas como en el fútbol, visibilizado en sus clubes profesionales exentos de afrodescendientes. Empero
han dado apertura a futbolistas negros de otros países sudamericanos, algunos de los cuales se han quejado de tratos racistas dentro y fuera de las canchas. En los estadios, los fanáticos relacionaron la negritud con la pobreza de villas miseria para discriminar, trato extendido a la corriente migratoria de bolivianos y paraguayos, cohabitantes marginales.
Entonces, el blanqueo del fútbol argentino tendría una explicación histórica, política y natural. Pero lo que jamás se justificará es el discrimen racial y cánticos ofensivos que desdicen de la formación de un pueblo culto. Los mismos argentinos reconocen no ser considerados blancos en países de raza blanca, sino como latinos, igual que todos quienes nacimos en este continente, desde el Río Grande hasta la Patagonia.
“LOS VERDADEROS AMIGOS SE TIENEN QUE ENFADAR DE VEZ EN CUANDO”