A LOS 59 AÑOS LOGRA CUMPLIR SU SUEÑO
HISTORIA. ESPERÓ MÁS DE 40 AÑOS PARA COMPARTIR QUIRÓFANO CON SU ÍDOLO.
Gustavo Vásquez logró cumplir su sueño de adolescencia, operar con su ídolo, el médico Jorge Palacios.
Era el invierno fuerte de 1982, cuando el colegial Gustavo Vásquez recibió su última cirugía reconstructiva.
El cirujano plástico Jorge Palacios calificaba la operación como exitosa, alegrando a Gustavo, quien con 18 años ya había recibido varias intervenciones para corregir el labio leporino con el que nació. Desde entonces Gustavo lo admiró y se prometió alguna vez ser como él, sin embargo, los caminos de la vida lo llevaron a todo, menos a ser médico.
RAZONES. Lo más cercano que estaba de la medicina era su cadena de farmacias Vásquez que fue un éxito en Portoviejo, sin embargo, el terremoto del 2016 afectó esa actividad. El sismo cambió su vida, pues ese año se puso a analizar seriamente la posibilidad de convertirse en médico. Lo empujaron dos hechos: primero, que se aterraba porque sabía de muchos conocidos que cuando se acogían a la jubilación pasaban aburridos entre canchas de vóley, mesas de jugar naipe o viendo televisión. “Yo no quería vivir eso”, señala ahora con una sonrisa. Además, uno de sus hijos, que estaba en segundo semestre de Medicina, había decidido que no quería estudiar. Ese fue el último mensaje que Vásquez necesitaba, remató la farmacia y le dijo a su hijo que siguiera estudiando, que él también iba a ingresar a la carrera de Medicina para acompañarlo.
Cuando dio a conocer la noticia de que a los 52 años ingresaría a la universidad como estudiante de Medicina, los amigos se reían, los familiares eran incrédulos, hasta que en septiembre del 2016 ingresó a la Universidad Técnica de Manabí.
SU OPORTUNIDAD. Luego de los 11 semestres de estudios, realizó el internado médico en el Hospital de Especialidades Portoviejo y en abril de este año lo empezaron a rotar al Verdi Cevallos. Justamente allí, en una mañana, mientras iba por el pasillo, se encontró con el doctor Jorge Palacios. Vásquez lo saludó con reverencia y se sacó la mascarilla. Cuando el doctor lo reconoció ambos empezaron a llorar. Luego de los abrazos, Palacios le pidió que lo acompañara en una operación.
Vásquez no solo aceptó, sino que se sintió el hombre más feliz de haber cumplido su sueño: de operar junto a su ídolo.