El país del carajo
Las condiciones en las que las funciones del Estado manejan nuestro país, marcan un rumbo del carajo.
Veamos: la situación de la función Ejecutiva, que corresponde al presidente, ha sido de angustias. La inefectividad de sus programas ha despertado reclamos e insatisfacciones ciudadanas. Culpa a la ex oposición de la Asamblea Nacional de la poca agilidad y eficiencia de sus proyectos. Esto en medio de una incomparable violencia criminal que ensombrece más los errores y mantiene aterrorizada a la población.
La Legislativa, dominada por una amplia mayoría contraria al Ejecutivo, se destacó por la pobreza en la emisión de proyectos y leyes. Una muy baja calidad parlamentaria. La apreciación general es que su obsesión a interferir en la administración del presidente Guillermo Lasso concitó rechazo popular masivo, evidenciándose falta de preparación y capacidad legislativa de sus integrantes. Ha sido considerada como la de menor eficiencia en la historia con una credibilidad cercana al 6 %.
La Judicial, encargada de administrar justicia, de acuerdo a la opinión pública mantiene la venda floja. Caída bajo los ojos. El país ha estado de escándalo en escándalo por fallos o pronunciamientos de jueces que han permitido la liberación de criminales, concitando el repudio a nivel nacional. Los mismos profesionales del Derecho rechazan su politización y corrupción acelerada.
La Electoral, también bajo la lupa de la desconfianza. Se dice que más del 80 % de la población desconfía de ella. Hay pronunciamientos en contra de que los mismos actores sean quienes manejen el nuevo proceso electoral generado por la muerte cruzada dispuesta por el presidente Lasso. La sombra del fraude electoral ha sido la constante en las últimas elecciones
Y el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (CPCCS), que, luego de pasar por una serie de capítulos de riñas injuriosas, cambios de directivos e incluso intercambio de desalojos, ha sido renovado. Sus integrantes - ya posesionados - están sometidos a la mirada intensa de quienes estiman que, con mayoría opositora al Ejecutivo y con presidente cercano al cacique de la Revolución Ciudadana, el objetivo principal es intervenir modificando estructuras legales para el regreso del ex en el exilio.
Y es en esta cancha que el presidente Lasso deberá justificar su decisión de haberse librado de la destitución jurada del Legislativo, decretando la muerte cruzada. Tiene seis meses para demostrar que él es lo que dice ser. Y que puede sacar al país del carajo en que se encuentra. Veremos.