Lasso no será candidato
Tres días después de que Guillermo Lasso decretara la muerte cruzada (que disolvió la Asamblea Nacional y gobernará mediante la modalidad de decretos durante 6 hasta 8 meses, bajo la vigilancia de la Corte Constitucional), en una entrevista con el diario estadounidense The Washington Post, el presidente ha asegurado que no participará como candidato presidencial en el 2023, aunque señala que su organización política sí lo hará con candidatos propios.
La muerte cruzada, conocida con este nombre, ya que al mismo tiempo que se disuelve la Asamblea Nacional queda disuelto el poder Ejecutivo y aunque este puede gobernar bajo decreto durante varios meses, ya que ni la Constitución ni la ley establece tiempo del relevo del mandato, todo dependerá de la fecha que se celebren las elecciones y si hay una o dos vueltas, más las impugnaciones por sospecha de fraude y hasta que se posesionen las nuevas autoridades, presidente y vicepresidente y asambleístas, podrían pasar más de seis meses.
El decreto de la muerte cruzada expedido por Lasso, que según sus palabras “es una decisión democrática no solo porque es constitucional, sino porque le devuelve al pueblo ecuatoriano la posibilidad de decidir”, en condiciones normales sería lo correcto, pero sucede que la situación se vuelve complicada. El CNE no tiene los recursos económicos para un proceso electoral. Si bien se ha dicho que la primera vuelta electoral sería el 20 de agosto, esto podría cambiar.
Si las elecciones fueran en la fecha que se ha señalado, los días son insuficientes para que los partidos organicen sus cuadros, hagan sus procesos democráticos internos, inscriban candidaturas, realicen sus planes de gobierno y desarrollen la campaña electoral. A todas luces, los grandes beneficiarios de la muerte cruzada serán quienes ganaron el proceso electoral del 5 de febrero.
El presidente ha anunciado que no sería candidato, esto puede ser una estrategia política que permita en un primer momento ganar adeptos, poner en una balanza la popularidad del gobierno y con ello establecer si los números le alcanzan para ganar las elecciones y la otra, que al observar que no tiene ninguna posibilidad, decida no participar y en los seis meses hacer lo que no ha hecho en dos años y mediante decreto introducir la ley de emergencia económica, ley de atracción de inversiones, reforma laboral y otras que lejos de resolver el problema podrían conducir a una grave crisis política y conmoción interna.