Eloy Alfaro, héroe y mártir
El día de hoy se conmemora el triunfo de Eloy Alfaro y la Revolución liberal. Después de tantas batallas y fracasos, gracias a su reciedumbre y perseverancia triunfa, para convertirse (según último plebiscito) como el más grande ecuatoriano de la historia y como el más grande estadista que ha tenido nuestro país.
Le decían general, pero yo prefiero llamarlo don Eloy, como tratamos respetuosamente a nuestros mayores en Manabí. Alfaro no fue militar, sino un ideólogo, un revolucionario, un bolivariano, escritor, filósofo, de alta cultura, visionario y líder nato de la lucha por su patria. Aquello de “general” es un simbolismo que le concedió el Gobierno de Nicaragua por su apoyo decidido en pro de su liberación; pero Alfaro rechazó que le dijeran general y tuvo la entereza de comunicar a la tierra de Sandino que declinaba ese honor.
Alfaro está considerado como el gestor de la más grande transformación política de Ecuador. En una gira por Centroamérica y Estados Unidos se conoce con el apóstol de Cuba, José Martí, quien lo inicia en la Francmasonería, luego de reconocer su talento y virtudes. Fue un lector persistente, conoció los factores que gestaron la Revolución francesa, que acabó con la monarquía en Francia y proclamó los derechos del hombre y del ciudadano, sintetizados en los principios de libertad, igualdad y fraternidad. Todos los gestores de este sublime episodio eran masones: Robespierre, Diderot, Dantón y otros. Alfaro fue un seguidor de la Ilustración y a pesar de que aún no existían los medios de comunicación, buscaba la forma de investigar y ponerse al día en los sucesos del mundo.
Así se entiende la redacción de la Constitución de 1906, cuyos principios de libertad de cultos, fin del Estado clerical, derogación del concordato que existía entre el Estado ecuatoriano y el Vaticano, la creación del
Estado laico, del Registro Civil, el divorcio, la creación de un sinnúmero de colegios normales para la educación de las niñas que después se convertirían en maestras, crea el colegio Mejía, el Normal Manuela Cañizares, el Rita Lecumberri de Guayaquil, los normales Juan Montalvo en Quito y en Chone; proclamó la igualdad de derechos y privilegios y oportunidades del hombre y la mujer; ellas se encontraban completamente marginadas de la educación, de ahí que existía un alto porcentaje de analfabetos. Esta transformación irritó al clero y a los conservadores que comenzaban a conspirar; los curas desde el púlpito decían que Alfaro era el anticristo, ateo, indio, satánico, etc., hasta le decían que era espiritista, brujo, el mismo diablo al que había que eliminar. De ahí su triste final.
Todos los grandes hombres han sido traicionados por sus propios amigos: Jesús, Lincoln, Gandhi, Sucre, Gaitán, Sandino. Alfaro no fue la excepción.