Decantando
Se está decantando el panorama electoral, el palpitar ciudadano manifiesta lo siguiente: que hay una desazón hacia las dos opciones, con las salvedades del caso, porque una parte del conglomerado social sí vota convencido por tal o cual opción a pesar de sus reparos, sin embargo, hay resquemores por un segmento de la población que considera que si gana una de las dos opciones electorales podría perennizarse y perpetuarse en el poder. Ahí radica la gran diferencia entre las dos candidaturas. ¿Cuál sería la opción democrática y cuál no? Ustedes juiciosamente ponderarán sobre este capítulo. Las dos candidaturas no logran interpretar, sintonizar sus propuestas para que sean plasmables. Al parecer, las dos candidaturas ofrecen y prometen como si el periodo presidencial fuera de 4 años, cuando lo que deberían hacer es circunscribirse en el capítulo de la inseguridad que nos aturde, más el tema del empleo que nos agobia.
Con la inseguridad no viene el turista foráneo: EE. UU., por ejemplo, pide a sus ciudadanos no viajar a siete provincias de Ecuador. Resulta insólito que las ‘vacunas’ formen parte de la contabilidad de las empresas.
El próximo presidente debería también enfocarse en mitigar los estragos del fenómeno El Niño, que nos podría costar 1.200 millones de dólares en pérdidas. Uno de los factores más negativos en cuanto a Noboa han sido las expresiones vertidas sobre la posible privatización de la educación y la salud, esto por parte de su candidata vicepresidencial. A esto debemos sumar el repudio de otras expresiones por parte de Abad: “hoy las mujeres pretenden ser feas y esta es una realidad, ahí tiene que ver mucho el marxismo porque las mujeres quieren ser feas y mientras más denigrantes se ponen, creen que es la mejor forma de la revelación”.
Al parecer podría ganar Noboa; sin embargo, se estaría también consolidando el voto blando, habría una migración hacia ese voto, ya que los dos candidatos no logran asimilar la coyuntura, esta campaña es tediosa, carente de propuestas por parte de los dos candidatos. Lo que podría inclinar la balanza es el debate, el cual será decidor y determinante.
Debo reconocer que más fogueada, canchera y de barricada es Luisa González. Por más que digan que la gente está hastiada de la reyerta, el escenario del debate desnudará quién es quién. Ni en el fútbol ni en la política nada está dicho. El pitazo final lo dará el pueblo en las urnas.