Tiempo libre
Una vez que se reactivaron las actividades presenciales, los niños acuden al centro cultural.
Algunas de las casas patrimoniales de Cuenca se han convertido en espacios de interacción para la niñez.
Cuando la Casa Patrimonial del Alfarero volvió a organizar actividades infantiles en sus espacios, su coordinadora, Cecilia Lazo, sintió que los niños descubrían otra vez el mundo que dejaron de percibirlo una vez que llegó la pandemia a Cuenca.
Corrían de un lado al otro, interactuaban con sus pares, con quienes dejaron de hablar por el confinamiento, prestaban atención a las tareas que tenían que cumplir y sonreían luego de estar encerrados por varios meses.
Con ese comportamiento y la felicidad que irradiaban los infantes, Lazo decidió continuar con la realización de actividades presenciales que, si bien significa un riesgo a pesar de que se cumplen con las medidas de bioseguridad, por el momento han funcionado bien y no se han tenido contagios.
Una de las últimas actividades dentro de la casa empezó el 5 de julio: un grupo de niños ha asistido las tardes de esta semana para aprender a pintar sobre negro. A través de una serie de pruebas, los menores de edad han mantenido una interacción con el arte que ha ayudado a expresar lo que sienten.
Las emociones y la expresión de ellas son importantes entre quienes administran la Casa del Alfarero, ya que se cree que solo los adultos son los que han tenido que enfrentarse al confinamiento, a la emergencia sanitaria y sus restricciones.
“Uno ve a los niños y sabe que necesitaban estos espacios diferentes. Ellos ya están cansados de estar frente a una pantalla, están cansados de no poder interactuar no solo con otros niños, sino con los adultos”, dijo Lazo.
Parte de la expresión de lo que sienten los infantes que han asistido a los distintos talleres gratuitos organizados por la Casa del Alfarero ha sido tratada por Juan Zamora, quien además es psicólogo.
Su profesión le ha permitido observar y conversar con los niños quienes a pesar de todo han entendido la situación por la que pasan todos por la pandemia.
“Hay niños que se han retraído más por la pandemia, hay niños que se han unido con su familia, hay distintos casos… Yo lo que les digo a los padres es que les tengan paciencia, que hagan actividades con ellos, que les den un espacio”, explicó Zamora.
Para el psicólogo son necesarios estos espacios culturales porque los niños pueden volver a interactuar entre sí y salir de la casa que, en algunos casos, se convirtió en un lugar donde la violencia intrafamiliar aumentó por el encierro.
Exploración
Ante los resultados positivos, Cecilia Lazo, junto a la Red de Casas Patrimoniales Municipales, plantearon a la Dirección de Cultura del Municipio de Cuenca que las casas que están bajo su administración sean parte de una ruta en la que puedan participar los niños. La idea es que los infantes puedan visitar los espacios culturales y trabajar en ellos a través de una guía de los coordinadores de las casas patrimoniales, quienes tienen distintas capacidades artísticas. “Lo que pienso que falta es que los niños conozcan a Cuenca, conozcan a la ciudad.
Los niños deben acercarse a la ciudad, y la ciudad debe acercarse a los niños. Eso no está pasando”, dijo Cecilia.
Se espera que en los próximos días esta propuesta sea considerada como parte de las colonias vacacionales que organiza el Municipio de Cuenca en julio y agosto. Si bien los aforos son limitados, para Lazo hay el espacio para recibir a los niños.
Por otro lado, la Casa del Alfarero volverá a abrir el taller de pintura sobre negro, que también estará dirigida para los niños de la ciudad. La información de los horarios y el proceso de inscripción será publicada en las redes sociales de la Red de las Casas Patrimoniales y de la Dirección de Cultura del Municipio de Cuenca. (AWM)-(I)
Todas las actividades que se llevan a cabo en las casas patrimoniales municipales de Cuenca no tienen ningún costo.