Desidia y negligencia
Las personas que generosamente leen mis columnas deben estar familiarizadas con mi afecto hacia la naturaleza. Me estremece ver videos o fotos en los que negligentemente es ignorada o destruida, y más aún, cuando lo constato en persona. Aquella que embellece nuestro entorno con paisajes de ensueño sin pedir nada a cambio, no merece ser descuidada.
Vivo cerca del megaparque TarquiGuzho donde suelo caminar. Desde las inundaciones de mayo, aún persisten riberas destrozadas como si alguien hubiera sacado con cucharas gigantes pedazos de tierra. Frente a la caminera que desapareció por la furia del agua y que fue reconstruida unos metros tierra adentro, yace un muro de contención, partido a la mitad, esperando que lo remuevan y limpien el lugar. Telarañas de fundas plásticas cuelgan sombríamente de los árboles creando una escenografía lúgubre y tenebrosa. Ni qué decir de la basura atrapada en las raíces que está al alcance de la mano y que los trabajadores de la EMAC no recogen. Es un panorama sucio y desolador.
Algunas camineras permanecen deterioradas. Caminar por ellas resulta incómodo y peligroso pues el agua, al retirarse, dejó abras profundas, desniveles, baches y muchas piedras por lo que la caminata otrora agradable se torna intransitable. He visto a personas salvarse de torcerse un tobillo, niños que pedalean con dificultad sus triciclos o bicicletas, gente que trota y a riesgo de tropezarse sortea todos estos inconvenientes. El puente principal del parque, aquel que sufrió ese latigazo impresionante, sigue allí, chueco y malherido, sin visos de que le practiquen los primeros auxilios.
Casi son tres meses de las dantescas inundaciones. Señores de la EMAC, abandonen la desidia y adecenten este y los demás parques. No basta sólo con cortar el césped. Ni qué mencionar al Jardín Botánico al que he visitado en tres ocasiones, y las tres, he sufrido decepciones. Parece una fanesca inapetente de plantas. Si tuvieran el mismo empeño que dedican en tomarse fotos y subirlas junto a propagandas en redes sociales, en trabajar por conservar el cinturón verde de la ciudad, no habría lugar a reclamos.
Sin ánimo de polemizar, me permito una sugerencia para la gerencia: menos selfies, menos protagonismo y más resultados. Sí, más resultados. Y la misma va para los ediles y su representante. (O)