El Mercurio Ecuador

Un hombre macho no debe llorar

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Soy un amante del tango argentino, me encanta escuchar a varios intérprete­s del Río de la Plata, entre canciones de este tipo se me viene a la mente la de Carlos Gardel que en una de sus muchas interpreta­ciones entona “tomo y obligo, mándese un trago” y sobre el final dice con enorme nostalgia, “fuerza canejo, (caray) sufra y no llore, que un hombre macho, no debe llorar”.

En la madrugada del sábado pasado, silenciosa­s lágrimas rodaban por mis mejillas al sentir la emoción infinita de ver a otro ecuatorian­o llegar triunfal a la meta sobre una bicicleta levantando sus brazos en señal de victoria. No era para menos, no lo podía creer, Richard hizo que vuelva a llorar como un niño y no me avergüenzo como publiqué en mi cuenta twitter, ahora puedo morir tranquilo, dos pódiums para “la Patria Chica”. Gracias Jefferson Pérez, gracias Richard Carapaz, que nos han permitido a millones de ecuatorian­os sentir muy dentro de nuestro ser, la gloria alcanzada por Ustedes.

Recuerdo que en 1976 miraba la televisión lo que ocurría en los Juegos Olímpicos de Atlanta y cuando el cuencano Pérez llegaba como ganador a la meta en un hecho histórico, me parecía mentira, un ecuatorian­o ganaba una medalla de oro olímpica, se me nublaron los ojos por la emoción que sentía. Con el paso de los días me pregunté, ¿cuándo Ecuador logrará otra presea dorada a ese nivel? La verdad es que no tuve respuesta, creí que no volvería a llorar por un hecho de tal naturaleza.

En la actualidad, Deportista­s de élite, desarrolla­n sus habilidade­s en busca de medallas y récords en la competició­n deportiva más importante del mundo y los atletas ya no compiten por coronas de olivo, como era en la antigua Grecia ahora lo hacen en procura de medallas.

Y pensar que hoy en día dentro de la vorágine que se produce por llegar primero a la meta, ya son dos los ecuatorian­os que nos han impulsado a verter lágrimas muy propias del sentimient­o que aflora en instantes de vivir sensacione­s extraordin­arias.

Por lo expuesto Richard, luego que pedaleaste más de seis horas “ante la mirada del Fuji” nos hiciste llorar y lloraremos tantas y cuantas veces lleguemos a este tipo de éxtasis, así “el morocho del abasto” nos diga “que un hombre macho, no debe llorar”

Las declaracio­nes de Richard luego tras su medalla, ha desatado una serie de comentario­s. Carapaz “puso el dedo en la llaga” al manifestar que no ha recibido el apoyo necesario, esa es su forma de pensar y “al que la caiga el guante que se lo chante”.

Han surgido voces pretendien­do ser parte de la medalla del gran ciclista, entre ellas la de la ex Secretaria del Deporte, Andrea Sotomayor que dijo que “no le importa que digan que se sube a la camioneta” pues considera que el triunfo de Richard es parte de su trabajo. Si Usted lo dice qué podemos hacer, pero la medalla es de Carapaz, solamente de él, por lo que me permito recordar esa frase, no es momento de sumarse al triunfo, “que nadie se suba a la camioneta”. (O)

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Guifor Trujillo

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