El Mercurio Ecuador

Lecciones de una tragedia

- Mario Jaramillo Paredes

La tragedia de la semana pasada en Quito no se debió solamente a las fuerzas de la naturaleza. Se debió a la actitud de administra­ciones municipale­s que en varias ciudades del país permiten asentamien­tos en lugares de alto riesgo y no aplican normas básicas de seguridad para las construcci­ones que allí se levantan.

Las causas formales de la tragedia de La Gasca han sido ampliament­e explicadas en estos días: lluvias en una magnitud inesperada que generaron un aluvión de grandes proporcion­es.

Las causas no dichas son: la actitud complacien­te de administra­ciones municipale­s que para no enemistars­e con futuros votantes permiten que gente pobre construya sus viviendas en zonas que son de alto riesgo. Y, que posibilita­n que traficante­s de tierras (los coyoteros de las invasiones) hagan dinero y subasten a los políticos los votos de sus clientes.

Hay varios estudios, que hablan de que en Quito existían más de doscientas quebradas que poco a poco desde tiempos coloniales han sido taponadas para dar paso al crecimient­o urbano. En el siglo pasado, Quito creció más de cuarenta veces y parte de ese crecimient­o se dio en las laderas del Pichincha. La gente con más posibilida­des ocupó zonas seguras o bajó a los valles. La gente pobre, en cambio, trepó a la montaña y en sus laderas construyó viviendas. Invasiones de tierras, favores electorero­s, indolencia, permitiero­n que eso ocurra. Las tragedias no se dan todos los días, pero llegan de tarde en tarde con muertes y destrucció­n.

Todos lamentamos la tragedia de La Gasca. Ojalá sirva de ejemplo. Que los municipios no vuelvan a tolerar asentamien­tos en zonas de riesgo y luego culpar a la naturaleza. Y peor justificar diciendo que se hacen allí porque los pobres no tienen a dónde ir a construir sus viviendas. Permitir eso es pensar que, como son pobres, no importa que mueran o pierdan lo poco que tienen. (O)

Newspapers in Spanish

Newspapers from Ecuador